Por Yanelly Ramírez Baltodano y Jeudi Cerdas Figueroa – Estudiante del Club Rockapellas de ULACIT
La música es creatividad en sí misma. Es un medio de comunicación que permite unión entre personas de distintas procedencias y características, por medio de un lenguaje común que es capaz de transmitir sentimientos, ideas o contar historias. Dentro del sistema educativo, este es un lenguaje necesario e importante, ya que el aprendizaje musical ayuda a la sociabilización y fomenta la colaboración, el espíritu crítico y el respeto. Angel, Camus y Mansilla (2008) indican lo siguiente: "La música es una de las expresiones creativas más íntimas del ser, ya que forma parte del quehacer cotidiano de cualquier grupo humano, tanto por su goce estético, como por su carácter funcional y social. La música nos identifica como seres, como grupos y como cultura, tanto por las raíces identitarias, como por la locación geográfica y épocas históricas. Es un aspecto de la humanidad innegable e irremplazable que nos determina como tal." (Angel, 2013, p. 1)
El lenguaje musical es totalmente necesario en un ambiente educativo, y su carácter funcional está estrictamente relacionado con vida estudiantil, la diversidad, el esparcimiento y la libre expresión. Por esto, cada Club dentro de la Universidad Latinoamericana de Ciencia y Tecnología de Costa Rica, tiene su función especial e insustituible. De acuerdo con Lavanchi (1993), “las artes se interrelacionan, su esencia es una, tienen como finalidad volcar la interioridad humana y compartirla con los demás”. (Arguedas, 2004, p. 112).
La música es capaz de transmitir, de manera casi inmediata, diferentes sensaciones, pensamientos y sentimientos que otras formas de arte quizás no pueden. Este arte es capaz de borrar fronteras y nos traslada a regiones desconocidas sin necesidad de estar ahí. Por ello, necesita ser expresada en un ambiente estudiantil donde se accede a conocimientos, se comparte con personas de distintas partes y donde la expresión es necesaria en todas sus formas.
Rockapellas no solo busca músicos y cantantes, sino que busca crear un modelo de liderazgo para los estudiantes con habilidades en las áreas de impacto artístico. Su propósito principal es potenciar las habilidades de liderazgo para que cada joven involucrado llegue a ser un profesional consciente e integral. En cada clase se busca complementar la enseñanza artística (técnica vocal, estilo, producción, desempeño escénico) con formación práctica en sus disciplinas para afianzar las habilidades blandas y su rol de liderazgo. Algunas de las habilidades que se busca desarrollar son el trabajo en equipo, la dirección, el manejo de proyectos, la creatividad, la innovación y el emprendimiento.
Se da la oportunidad de encontrar formas de expresión únicas por medio de la música para, de esta forma, lograr una representación estudiantil orgullosa y pionera. Se potencia el talento interno, sin necesidad de buscar música externa para las actividades culturales de la Universidad. Asimismo, se impulsa el ambiente sano y diverso, se crean momentos de esparcimiento que fomentan un ambiente relajado y positivo dentro del centro educativo.
Desde su poder para cambiar el ambiente, la música es un punto de contacto entre el ser humano, su interior y los que pueden apreciarla. El apoyo a la creación de este arte es un camino que abre puertas, suelta miedos, desarrolla empatía entre las personas y crea unidad desde un solo lenguaje. En síntesis, la música es un instrumento de expresión estudiantil que nos brinda grandes posibilidades de expresión y empoderamiento. Es necesario este tipo de arte en el medio educativo y aplaudimos su inclusión dentro del programa de becas estudiantiles de la ULACIT; esta inclusión se verá reflejada en muchos líderes innovadores y personas activas dentro de la comunidad.
