He notado recientemente en redes sociales cómo algunas personas, usualmente de clase alta, critican a la CCSS afirmando que Costa Rica se encuentra en el puesto 146 en el ranking de mundial de número de camas de hospital por cada 1.000 habitantes.  Lo que no notan es que interesantemente, el tercer lugar es ocupado por Corea del Norte y el sétimo por Somalia. Tampoco notan que países con niveles muy altos de esperanza de vida ocupan puestos relativamente bajos como en los casos de Suecia (96), Dinamarca (94) y España (73).

Ahora bien, según datos del Banco Mundial, Costa Rica y Chile ocupan el segundo puesto en todo América en la variable más importante para evaluar a un sistema de salud: el nivel de esperanza de vida. Superamos a Estados Unidos y ni qué decir a países como México, Brasil o Colombia.

Una de las estrategias por las cuales la Caja Costarricense de Seguro Social es tan exitosa es el contar con centros de salud de atención primaria en todo el país: los EBAIS.  Desde finales de los años setenta, se venía haciendo énfasis en la comunidad internacional que, para países en vías de desarrollo, la mejor estrategia era ponerle énfasis a la atención médica primaria a nivel local. Costa Rica ha sido mencionada como una valiosa lección respecto al diseño y ejecución de un sistema de atención primaria efectivo.

¿Por qué los EBAIS son tan importantes? La primera razón es simple: son vitales para detectar enfermedades lo suficientemente temprano, para tratarlas sin necesidad de altos costos como hospitalización y cirugías.

Además, los funcionarios de los EBAIS constantemente recaban información fundamental sobre la salud de la población, lo cual genera una base de datos nacional que es vital para diseñar mejores políticas de salud.

También hemos sabido invertir en tecnología para combatir las enfermedades que son las principales fuentes de muerte en el país, como el cáncer y las enfermedades del sistema cardiorrespiratorio. Un ejemplo es el edificio del Centro de Radioterapia del Hospital México.  Otro ejemplo es el Centro de Resonancia Magnética del Hospital Calderón Guardia, el cual funciona las 24 horas, 7 días a la semana. Paralelamente también se han realizado innovaciones de menor costo, pero mucho éxito como las Clínicas de Fumado en donde se ataca la enfermedad desde la raíz.

Otra razón del éxito de la CCSS radica en la provisión de los medicamentos necesarios tanto para pacientes con enfermedades comunes como la diabetes y la presión alta, como para pacientes con enfermedades raras que requieren medicamentos con un costo anual de decenas de miles de dólares.

Ahora bien, lo más fundamental de la Caja radica en su principio de solidaridad. En mi caso, en 1997 me realizaron una neurocirugía para extirpar un tumor en Hospital México, generado por una enfermedad rara llamada Enfermedad de Cushing.  En mi sala en el hospital había un muchacho melonero de Liberia llamado Randall, quien sufría el mismo problema y síntomas que los míos, tales como gordura y cachetes muy similares a los del famoso Kiko. Al final, ambos fuimos operados exitosamente.

Este caso nos muestra la piedra angular del éxito de la CCSS: la solidaridad. Personas de todo tipo de ingreso económico, incluso fuera del sistema formal a través del seguro voluntario, pueden acceder a los mismos servicios. Por supuesto, el contar con una mano de obra saludable es un factor que ayuda a la economía y que beneficia a aquellas personas de dinero que hablan de “cargas sociales”.

En la actual crisis, contar con la CCSS ha sido vital para que tengamos el tercer menor nivel de letalidad por millón de habitantes del COVID-19 más bajo de Latinoamérica.  Interesantísimamente, el primer lugar lo ocupa Venezuela.

Ahora bien, si usted quiere mantenerse saludable, la principal responsabilidad la tiene usted. Le toca a usted mantener buenos hábitos como comer de forma balanceada, hacer ejercicio, dormir bien y pasar suficiente tiempo con su familia. Al COVID-19 no lo venceremos sino hasta que cada habitante de este país se comporte responsablemente y tome en serio su salud y la de su familia, sus vecinos, su comunidad y todas aquellas personas con quienes tiene proximidad durante su día.

Para mantener a Costa Rica sana, contamos con una enorme bendición: la CCSS. Pero para vencer la guerra contra la enfermedad y la muerte, requerimos de un ejército que incluya a todos los habitantes de este país.

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