Por Gericka Kiandra – Estudiante de la carrera de Derecho

La ley de la selva es aquella ley en la que la bestia menos fuerte es devorada. Una dureza que mantiene el orden y aquel que la incumpla será muerto, como Parra Virgen envolviendo muros, así es la ley, nos envuelve a todos, sin excepción, injusta para algunos y provechosa para otros. Asimismo es la ley laboral, pero ¿cómo comparar las bestias con el ser humano? Sencillo: el patrono es visto como el león, fuerte, hostil, que a todo ser doblega. Sin embargo, el león no es tan fiero como lo pintan, engañado puede ser por bestias incluso más peligrosas que grandes rugidos. Por otro lado, tenemos al trabajador, amparado por la ley; es visto como la gacela, débil y con necesidad de ser cuidada. Ya teniendo estas dos partes claras, parece prudente cuestionar ¿es realmente el patrono el león y el trabajador la gacela o simplemente la ley es injusta?

Comencemos por explicar la nueva reforma procesal laboral. Dicha reforma expresa dos situaciones: la primera se puede definir como “más de lo que solicité”, es decir, este cambio permitirá al juez dar al trabajador más de lo que solicitó en su queja, tácitamente hablando no deben aprovechar o irrespetar la ley. la segunda, por otro lado, se puede definir como “indicaciones precisas”, esto quiere denotar que los jueces pueden indicarle al trabajador que agregue derechos irrenunciables faltantes en su demanda.

Ahora que está clara la reforma, nos quedan dos situaciones. Por un lado, parece prudente que, en el momento en que se dicta la sentencia, el juez pueda ser más Justo y darle lo que corresponde al trabajador omitiendo que no lo solicitó. Sin embargo, por el otro lado, es totalmente inmerecido que dicho juez ayude previamente al trabajador. Esto podría generar una adversidad superior para el patrono, es decir, el patrono no tendría un panorama claro a la hora del juicio, y sería de gran dificultad conocer las pretensiones. El juez no solo cumplirá con su papel de mediador, sino que será asesor del trabajador para de esa forma lograr llegar a lo “justo”. No obstante, se supone que en un juicio ambas partes se preparan con sus respectivos abogados, que son los encargados de velar por cubrir que la demanda, realizada de la forma más favorable para su parte, pero con la nueva reforma se le da un poder extra al juez y así dicho puede caer sobre el trabajador quien llevaría la ventaja en todo momento, porque hay que recordar que la ley está a favor de ellos.

Como consecuencia los trabajadores podrían aprovecharse y dejar sin el legítimo derecho a la defensa a los patronos; al final, el león es puesto en bandeja de plata para que la subestimada gacela tenga la ventaja. En otras palabras, el león es arrastrado a merced de la gacela, obligado por la misma ley; es bueno para quienes están del lado de la “presa” y malo para el lado del “depredador”. Así sucede en la mayoría de los casos, sin embargo, dicha ley debería ser justa, podría concluir este artículo con la siguiente frase: “La ley es como el cuchillo, no ofende a quien lo maneja”

 

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