Un proyecto que incluye al Instituto Clodomiro Picado (ICP-UCR), al Laboratorio Clínico y Banco de Sangre de la UCR (LCBS-UCR), a la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), al Instituto Costarricense de Investigación y Enseñanza en Nutrición y Salud (Inciensa) y al Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto, se plantea trabajar con la sangre de los pacientes recuperados de la enfermedad COVID-19.

El coordinador de la División Industrial del ICP-UCR, Dr. Guillermo León Montero, señala que “los sueros de pacientes convalecientes o de voluntarios hiperinmunizados han sido usados exitosamente en enfermedades como la rabia o el ébola. Los reportes de la eficacia de estas preparaciones para tratar el COVID-19 son escasos, pero algunos países desarrollados ya están optando por esta alternativa”.

De acuerdo con la prestigiosa revista médica Lancet, desde la pandemia de influenza registrada en 1918 diversos ensayos clínicos han sugerido que el uso de inmunoglobulinas obtenidas del plasma de pacientes convalecientes podría funcionar en infecciones por virus respiratorios.

En un estudio realizado con inmunoglobulinas en el 2019 publicado en la aludida revista médica, se halló un aumento robusto de la inhibición de la hemaglutinación (aglomeración de glóbulos rojos), el cual indica que hay anticuerpos que neutralizan la hemaglutinina de la influenza, por lo que el virus no puede entrar a las células humanas.

En el ámbito internacional, la terapia con inmunoglobulinas se ha convertido en una prometedora esperanza ante la situación actual de pandemia por el coronavirus SARS-COV-2. Incluso, grandes compañías farmacéuticas como Grifols, de España, planifican su producción para julio del 2020.

Coordinación interinstitucional

  1. La CCSS, que lleva el control del proyecto, recolectaría plasma de la sangre de donadores que, después de haber sufrido la enfermedad del COVID-19, se encuentran recuperados.
  2. El Inciensa y el LCBS-UCR harían los análisis necesarios para demostrar que ese plasma está libre del SARS-CoV-2 y otros patógenos importantes en medicina transfusional.
  3. El Instituto Clodomiro Picado de la UCR utilizaría su experiencia en la manufactura de antivenenos, a fin de producir una preparación de anticuerpos purificados a partir del plasma.
  4. Finalmente, la CCSS aplicaría el producto a los pacientes que presenten cuadros más severos. 

La posibilidad de que se llegue a concretar el proyecto requiere de los permisos del Ministerio de Salud, ya que no se trata de un procedimiento que el ICP-UCR haga normalmente. Además de los requisitos, también depende de que las personas que hayan superado de la enfermedad accedan a donar su plasma”, enfatizó el director del ICP-UCR, Dr. Alberto Alape Girón.

Aún falta camino

Aún no se sabe cuándo la evaluación realizada por el Ministerio de Salud esté lista. En el momento en que se obtenga luz verde, todavía se necesitará obtener donantes con el propósito de que el ICP-UCR pueda iniciar el procesamiento de manera inmediata.

Los criterios para seleccionar donadores serían los establecidos por la CCSS. Por ejemplo, ser mayor de 18, tener un peso mínimo de 50 Kg, no estar enfermo el día de la donación, no haber padecido hepatitis B/C, HIV-SIDA, sífilis y no tener múltiples parejas sexuales, entre otros aspectos. Para este proyecto, un requerimiento adicional sería haber sufrido del COVID-19 y haberse recuperado por completo”, especificó el Dr. León.

Por su parte, la Cancillería se encargaría de control de calidad y materia prima necesaria internacionalmente. Cabe resaltar que las partes involucradas se mantienen en constantes reuniones para llevar a buen puerto el proyecto.