El ambiente está tenso. La comunidad científica tiene muchos frentes abiertos y no logra todavía un consenso, digamos, apabullante. Dentro y fuera del país académicos y científicos de distintas áreas (e incluso de las mismas) sostienen posiciones enfrentadas. Hay, por supuesto, en medio de todo esto, una aplastante necesidad por encontrar el camino, por aportar la solución, por, inclusive, llevar la razón.

Esa prisa nos está haciendo olvidar dos cosas en las que creo sí hay acuerdo: A) Nunca antes habíamos enfrentado algo así y B) Todos los días la información disponible va cambiando. Esto implica adaptarse rápidamente a nuevos escenarios pero también un corre-corre todavía mayor, que no pocas veces coquetea con la imprudencia. ¿Pero cómo evitarlo si la emergencia nos tiene a todos angustiados? Son muchos frentes incendiados al mismo tiempo: salud y economía los dos más notables (y los dos a los que hemos procurado prestar mayor atención en nuestra cobertura).

Es natural que la ansiedad nos lleva a querer informarnos y nos lleve, por supuesto, a querer opinar. No por nada las redes sociales y los chats de familia se nos han llenado de expertos. Probablemente a ustedes, como a mí, les brinca a cada minuto el WhatsApp con “En mi opinión...” y “Yo considero que...” y el más popular “Sería bueno que...”. También les han llovido los enlaces de “destacado científico opina que” a favor y en contra de las medidas que se toman en uno y otro país. Que si ya es momento para testeo masivo, que si todavía no lo es, que si aplanar la curva es contraproducente, que si no lo es, que cuánto tiempo de cuarentena es el correcto, que esto, que lo otro.

Por supuesto que en la inmensa mayoría de las ocasiones detrás de cada mensaje hay un genuino deseo de aportar y ayudar. Está claro que nos falta articularnos mejor y ordenarnos para poder encaminar cada idea y entrelazar esfuerzos de manera oportuna y adecuada, sabiendo ubicar a las personas más preparadas en cada materia para que puedan colaborar de la forma más efectiva para el bienestar común. Estoy convencido de que en los próximos días la ciudadanía empezará a coordinarse mejor y el sector privado también.

Esto va a implicar tomar decisiones incómodas que no necesariamente serán populares en algunos sectores. Ahora mismo seguimos pensando que la prioridad es “entretenimiento” y de nuevo, puedo entenderlo, pero créanme, estamos prontos a entender que esto va más allá de llenar youtube de contenido.

Por momentos da un poco la impresión de que no hemos terminado de entender la magnitud de esto. No estamos debatiendo si el ser humano llegó o no la Luna: estamos tratando de encontrar la mejor forma de salir adelante salvando la mayor cantidad de vidas y afectando la economía lo menos posible. Sin rango de maniobra y con el agua al cuello...

A ese escenario tan complejo hay que sumarle que cada quien defiende su feudo y evidentemente todo se complica más. Es humano y natural, cada persona está pensando en “lo suyo”. Si es artista, si se dedica al turismo, si se dedica a la agricultura, si se gana la vida con un gimnasio, si trabaja en el sector público, si es un pequeño empresario del sector privado, etc, etc, etc. La angustia es generalizada. Procuro recordar esto cada vez que alguien, quien sea, me habla. Procuro recordar que, precisamente por eso, es imperativo que seamos prudentes y considerados, que actuemos con la cabeza fría.

Quizá por la naturaleza de mi trabajo estoy todavía un poco más expuesto que la persona promedio. No solo a opiniones y criterios de la más variada naturaleza, sino a un incesante alud de información que pasa por todo el espectro del imaginario humano, desde las teorías de conspiración más creativas hasta las clásicas cadenas de “noticias falsas” que pululan en nuestros teléfonos. Confieso que paso todo el día esperando el momento de ir a dormir para poder aclarar un poco mis ideas.

Por lo pronto, a como podemos, priorizamos nuestros recursos, entendiendo que lamentablemente no podemos abarcarlo todo y que hay que pensar en el bienestar común, en el interés público, en acomodar la agenda de acuerdo a aquello que beneficie a la mayor cantidad de gente posible. Ahí vamos.

Para todas y para todos, estos es nuevo. Para nosotros también. Pero estamos procurando hacer el mejor trabajo posible, entendido que la responsabilidad sobre nuestros hombros no es menor. Agradecemos de corazón cada muestra de apoyo, cada cariñoso gesto, cada espaldarazo de respaldo (y por supuesto cada suscripción). En este momento todo suma y eso es precisamente lo que queremos hacer como equipo: sumar, aportar, ayudar.

En eso estamos. En eso seguiremos estando.