Tras haber logrado la primera nominación para Costa Rica y Centroamérica a unos Premios Goya en la categoría a “Mejor película iberoamericana”, el filme El despertar de las hormigas de la directora Antonella Sudassasi, no solo sobresale por haberse posicionado en la cúspide de las mejores películas de Latinoamérica, sino por su visión intimista que aborda la temática de género desde una propuesta audiovisual que cautiva y sensibiliza a su audiencia.

En esta edición de Próxima Frontera hablamos con Sudassasi tanto sobre el desarrollo de esta producción audiovisual como sobre el trasfondo y contenido de la película. Para la directora El Despertar de las hormigas surge como una metáfora que ilustra el trabajo de hormiga que implica ir cambiando los patrones de inequidad de género que están muy enquistados en la sociedad y muchas veces son normalizados sin cuestionamiento. “Eso quería traerlo a la película y la historia que conté es de cómo las cosas van cambiando muy poco a poco”, explica Sudassasi.

La película es un relato basado en las dinámicas sociales que se dan en una familia, en el silencio de las mujeres que se convierte en normal, en las asimetrías de género entre las responsabilidades y oportunidades que tienen las mujeres y los hombres en una sociedad donde el recargo de la vida doméstica y las relaciones de cuido cae sobre las espaldas de las mujeres y a expensas de su propia realización como seres humanos. Sin embargo, la riqueza de la producción está en no ilustrar el conflicto desde una visión maniquea o binaria de personaje bueno y personaje malo; sino en tocar las fibras de la empatía para que los espectadores puedan apropiarse de la historia que relatan los personajes.

Debo de admitir que la sutileza del manejo del tema de género en la película nace primero del temor, especialmente porque durante el proceso de desarrollo uno aplica a fondos para el financiamiento y como en versión de guion la película no estaba teniendo tanta repercusión nos estaba dando miedo de que la película no se fuera a entender precisamente por su sutileza, porque mucho estaba en lo que no se dice, en las pequeñas cosas que se ven pero no en las acciones, entonces claramente fue un riesgo”, explicó la directora.

Fue un reto plantear una película no a partir de las acciones, que es lo que mandan a hacer los libros de teoría del cine. ¿Por qué esto? Porque lo que yo realmente quería generar era empatía, no quería plantear una película que llevar al espectador a los extremos y que como audiencia se percibiera una división entre la persona buena y la persona mala y tomar partido; lo que quería era que la gente la viera, la sintiera y dijera “mirá, yo podría calzar en este personaje”, “yo me comporto como ese personaje en muchos aspectos” y se identificara y generara empatía y a partir de ahí provocar una discusión; ese fue mi objetivo principal: generar un diálogo con la audiencia. Después de haberla presentado en más de 40 países, de tener la oportunidad de compartir el pensar y sentir de la audiencia nos damos cuenta que realmente estamos alcanzado ese objetivo y creo que esa es la principal razón por la cual la película ha llegado tan lejos porque el espectador no siente una confrontación, la gente siente desde un lugar”, precisó Sudassasi.

Respecto a la participación del Despertar de las hormigas como una de las cuatro películas nominadas como a “Mejor película iberoamericana”, la directora confiesa que “eso es algo que no nos esperábamos, fue una sorpresa muy linda y es también un reconocimiento a todo el esfuerzo y trabajo que nos ha conllevado estos años de trabajo haciendo cine, con las uñas y a pasito de hormiga”.

No obstante, para Sudassasi el parámetro del triunfo se mira desde otra parte, “ésta no es una película con grandes recursos de promoción, pocos se enteraron de que estábamos en el cine, pero el éxito no lo vemos desde el punto de vista comercial, logramos el éxito, así solo haya una persona en la sala de cine viéndola, si hacemos que esa persona piense y reflexione a partir de lo que vio y de su propia experiencia”.

En este sentido, Antonella Sudassasi es clara en que en la sociedad actual aún quedan muchas discusiones relacionadas a la equidad de género que deben ser profundizadas. “Es interesante cuando uno piensa en feminismo, al revisar las consignas que hay ahora en la calle, estas guardan similitudes con las que había en la década de los 60, quizá un poco más radicalizadas, pero es el reflejo del trabajo que vienen haciendo muchas mujeres desde hace décadas, ahora mismo se siente más en la calle porque estamos clamando por un “ya basta” colectivo; sin embargo, hay otro montón de formas de violencia que continúan y que tenemos que seguir luchando para cambiarlas, la violencia que queda en las cuatro paredes de nuestras casas, de la que no se habla tanto porque la prioridad es primero que “no nos maten”, luego vienen las otras luchas; pero volvemos al punto de que son momentos álgidos que ha tenido el movimiento feminista a lo largo de las décadas y ahora mismo está en un pico muy alto y me alegra un montón, pero sigue pendiente una discusión mayor que son todas esas otras violencias de las que no estamos hablando”.

Escuche la entrevista completa en Próxima Frontera:

Gracias al apoyo de Alejandro Delgado y Julián Orozco en la producción.

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