Quien no se haya adentrado en Talamanca no puede decir que conoce Costa Rica. Con esa premisa es que empiezo esta nota, parte de nuestro Súper Reporte de este lunes, en la que les hablaré de los principales puntos que se deben tomar en cuenta, previo a conocer una de las zonas más encantadoras y a su vez más enigmáticas, que tiene nuestro país: la de la zona montañosa de Talamanca y los pueblos de los territorios indígenas bribri, en el Caribe sur costarricense.

Esta nota es, además, parte de las Noticias Destacadas del Súper Reporte que este mes de enero están dedicadas a recomendaciones de destinos nacionales, a fin de que exploremos Costa Rica y sus maravillas antes de que regresen las clases y la vida vuelva a la normalidad.

Ahora bien, y como nota adicional antes de arrancar: si su forma de hacer turismo requiere conexión a internet todo el tiempo, poca caminata y un todo incluido frente a la playa, todo bien, pero este destino no es para usted; si lo suyo es conocer la cultura ancestral de nuestro país y explorar montañas prácticamente vírgenes, esta zona es imperdible y por tanto no puede perderse este reporte.

No, no conocemos Costa Rica

No es poco común escuchar a mucha gente decir que Costa Rica no tiene cultura. Si desde el GAM nos ponemos a compararnos con países como México y Guatemala mientras nosotros nos vemos inmersos en medio de tantos centros comerciales y restaurantes de comida rápida, esa visión no deja de tener algo de sentido.

Sin embargo, tres días en Amubri, en el territorio indígena bribri, en el cantón limonense de Talamanca, se traen abajo esa premisa para siempre. Es imposible afirmar que Costa Rica no tiene cultura autóctona o que toda ella está perdida en la historia de los últimos siglos, si uno nunca se ha bebido un chocolate 100% puro o si nunca ha cenado en una jícara o en una hoja de plátano.

Esta es parte de la experiencia que Amubri y Bribri tienen para ofrecer y que, contrario a otros destinos que venden a las culturas precolombinas con espectáculos (Xcaret en Cancún, por ejemplo), es más bien una mirada a un mundo donde la vida es una continua preservación cultural, donde el respeto a la naturaleza es la regla y donde el desayuno típico no es un gallo pinto. Amubri a uno lo recibe con brazos abiertos no para que "turistee" si no para que viva con sus habitantes las tradiciones que a pesar de siglos de colonización, se mantienen vivas día con día. Eso es lo que convierte a la zona en un destino tan imperdible y tan maravilloso.

Tour del cacao.

El territorio indígena bribri constituye uno de los grupos étnicos más numerosos de Costa Rica. Su asentamiento principal se ubica en el sector caribe de la Cordillera de Talamanca que, a su vez, es el hogar del territorio cabécar.

La de Talamanca es, de hecho, la de mayor elevación en el sur de América Central, pues arranca desde el Cerro Buena Vista (también conocido como el Cerro de la Muerte), pasa por el Chirripó y llega finalmente hasta el Parque Internacional La Amistad, el área silvestre protegida con mayor diversidad biológica del país, y que a su vez se comparte con territorio panameño.

De hecho, la distancia entre Amubri y el territorio indígena de Salitre, en Puntarenas, no supera los 60 kilómetros (de montaña, eso sí) por lo que no exagero cuando les digo que el corazón de Costa Rica se guarda en esas tierras.

Del otro lado del río Telire

Llegar a Amubri es realmente sencillo: uno sale de San José y toma la ruta 32 hasta Limón, se desvía en Cieneguita antes de llegar al centro de la provincia caribeña y de ahí sigue directo hasta Hone Creek, el pueblo ubicado entre Cahuita y Puerto Viejo.

Una vez en Hone Creek, uno llega al "Super Negro" y se desvía a la derecha y de ahí sigue directo por unos asfaltados 9 kilómetros hasta el pueblo de Bribri. En Bribri, tras pasar el Banco Nacional de la localidad, el camino avanza por una vía de lastre de 16 kilómetros más y finalmente uno llega al ferry de Suretka, donde debe realizar el trasbordo en lancha. Ahora, también pueden poner en Waze "Paso por Ferry, Suretka" y le dejan al app que se encargue de todo.

Tomen en cuenta varias cosillas si se van a ir en carro: la primera es que después del Banco Nacional de Bribri, la carretera se divide en dos vías como en una "T" que llegan al mismo lugar. El detalle es que la primera, que es la más bonita, tiene truco: aquí hay un paso a un duty free del otro lado del río, al que le pueden sacar provecho pues uno está super cerca de la frontera con Panamá; además, en esta vía también se pueden encontrar el túnel 1914, construido hace 106 años por la United Fruit Company con el objetivo de conectar las plantaciones de banano de la zona, una parada que en serio uno no puede perderse, como primera probada del poder de la naturaleza para apoderarse de todo.

Entonces ¿cuál es el problema? Que al final de esta vía y antes de llegar a Suretka, uno tiene que cruzar un pequeño río que a mí y a mi 4x2, sinceramente, nos puso a sudar frío. Al final todo salió bien y mi carro cruzó como los grandes, pero si ustedes son de los que cuidan sus vehículos un poco más que yo, les recomiendo que se vayan por el otro lado de la "T", se pierdan el duty free y el tunelcito y, por la vía de Shiroles, lleguen a Suretka sin tener que mojarse el chasis.

Una vez en Suretka, pueden dejar el carro en un restaurante de la zona que, por mil colones el día y mil colones la noche, les brinda el servicio de parqueo.

Por otro lado, y para aquellos que vayan a ir en bus, les cuento que pueden llegar a la zona por la ruta 710 Bribri-Suretka-Shiroles (la misma que estuvo inmersa en protestas a finales del año pasado, ajá) y así llegan al paso del río Telire.

El cruce del río Telire se realiza en lanchas que personas de la zona operan por 250 colones cada viaje. El viaje es corto y no toma más de 5 minutos. Una vez realizado este cruce, y tras un viaje de aproximadamente 6 horas con parada a almorzar, uno ya finalmente está en Amubri.

Patrimonio vivo en Costa Rica

La llegada a Amubri es tranquila y tiene servicio de transporte tanto privado como público que permite que la movilización por la zona sea super cómoda para el turista (yo confieso que aluciné un poco cuando me contaron que unen dos lanchas para pasar carros y hasta buses por el río Telire pero supongo que ahí se me salió un poco lo capitalina, acostumbrada a los puentes).

Hice la consulta, más adelante, de si se ha explorado la posibilidad de construir un puente sobre el río pero me comentaron que (además de un centenario abandono gubernamental en la zona que se ha apenas empezado a revertir en las últimas décadas) una de las cosas que se quiere evitar es que la zona se "contamine" y abramos los ojos un día y el territorio bribri esté lleno de turistas que no valoren ni aprecien el patrimonio vivo que se mantiene allí.

Esa lucha por la no contaminación es una de las que podría llegar a explicar por qué tantos de nosotros no conocemos el territorio (aunque no nos exime de responsabilidad) y también podría explicar por qué hay tan pocos hoteles en el lugar: hice la búsqueda tanto en Booking como en Airbnb y solo encontré un par de alojamientos. A pesar de eso, es necesario recalcar que los que encontré (y eso fue lo que más me gustó) mantienen nuevamente esa preservación de las tradiciones tan típicas del lugar: techos de palma y estancias de madera, todo 100% amigable con el ambiente.

Fotografía cortesía de David Espinoza y Joselyn Cordero

En el alojamiento en el que yo me hospedé, de hecho, me comentaron que las cabañas son 100% biodegradables: están hechas de las maderas de manú y de cachá que permiten que la madera se pueda mojar sin podrirse (ideales para baños y duchas).

Si estas maderas no se cuidan por un periodo prolongado de un par de años, terminarán siendo devoradas por el comején que lo descompondrá hasta que la construcción se desintegre naturalmente y regrese a la tierra. Para una que está acostumbrada a vivir en Heredia entre plástico y PVC, este ejemplo es una forma maravillosa de entender todo lo que podríamos hacer por nuestra madre tierra, si tan solo le ponemos un poquito más de ganas.

La cultura y La Amistad

Son muchos los atractivos turísticos que esta zona tiene para ofrecer: desde el tradicional tour del chocolate, en el que se aprende a preparar y tomar el cacao de la forma en la que durante siglos se ha tomado en esta tierra; hasta una visita a la Casa Cultural Bribri que es una parada obligatoria si andan por allá.

Fotografía cortesía de David Espinoza y Joselyn Cordero

Sin embargo, si hay un tour que definitivamente deben agendar en el momento justo en el que deseen visitar la zona, es la del Parque Internacional La Amistad.

Voy a regresar un segundo a los datos del informe del año 2018 del Sistema de Evaluación del Mejoramiento Continuo de la Calidad (Semec) del Sistema Nacional de Áreas de Conservación (Sinac), del que les hablé la semana pasada en la nota sobre el Rincón de la Vieja y Liberia: en 2018, el Parque Internacional La Amistad registró apenas 744 visitas a su territorio. Estas cifras representan nada más el 0,03% del total de visitación que tuvieron el año antepasado las áreas silvestres protegidas de nuestro país, a pesar de que el parque es el área silvestre protegida de mayor diversidad biológica de Costa Rica ¿pueden creerlo? Que una de las áreas que más tiene para ofrecernos, no reciba ni el 1% del total de visitas al año, es una muestra más de todo lo que estamos dejando ir... y para eso es que estamos aquí, con notas como esta.

El Parque Internacional La Amistad fue declarado como tal en la década de los setentas y, debido a que en su interior se encuentran desde hace siglos los territorios indígenas Chirripó, Tayní, Telire y Talamanca, en la Vertiente Atlántica; y Ujarrás, Salitre y Cabagra, en la Pacífica, sus habitantes aún tienen derecho sobre las tierras que habitan, lo que convierte a esta zona en uno de los pocos parques que mantiene presencia humana en su interior.

Tal es el deseo de mantener y preservar esta zona, que los turistas solo podemos entrar con un guía nativo de la zona. Esta decisión fue reafirmada por el Gobierno Local Bribri en procura del respeto al área silvestre que fue declarada Reserva de la Biosfera La Amistad por la Unesco en 1982; así como Sitio de Patrimonio Mundial en 1983, debido a su valor universal excepcional que tiene el lugar, tanto desde el punto de vista científico como por su conservación y su belleza natural.

Entrada al Parque Nacional La Amistad

El Parque Internacional La Amistad es sencillamente gigante: es imposible que en un día se va a poder aprovechar de todo lo que el área silvestre tiene para ofrecer.

Además de que no es lo mismo entrar por la vertiente atlántica que por la pacífica, estamos hablando de 207.000 hectáreas de bosques y de magia natural que están ahí, esperando por nosotros para ponerle punto final a uno de los tours más impresionantes que tiene Costa Rica para ofrecernos.

Por ello, en esta nota y debido a lo que a mí me dio tiempo de conocer, tengo que limitarme únicamente a recomendarles a ustedes que no pierdan más el tiempo y se vayan ya, a dar una vuelta por el lugar: que disfruten de un baño en aguas provenientes directamente de las nacientes y que aprovechen este, que es uno de los contactos más directos que se pueden disfrutar con la naturaleza en Costa Rica.

Nuestro país tiene muchísimo para ofrecer y por eso es necesario que dejemos de desaprovechar la oportunidad para pasarla bien en estas zonas y de conocer a profundidad cada uno de los rincones que Costa Rica tiene para recibirnos. Agenden una visita a este paraíso y pásenla bonito. Nos leemos el próximo lunes con más información y recomendaciones ¡provecho!