A nivel mundial, y según datos de la Organización Mundial de la Salud, el suicidio es la segunda causa de muerte de personas entre los 15 y 29 años. La cifra la superan, únicamente, los accidentes de tránsito.

Costa Rica no es ajena a esta realidad. Los picos más altos de intentos suicidas se encuentran en la población de edades entre 15 y 19 años.

Datos de la Dirección Vigilancia de la Salud del Ministerio de Salud señalan que la incidencia de intentos de suicidio entre la población recién mencionada ha crecido de forma significativa en los últimos 4 años, pasando de 60,9 por cada por cada 100.000 habitantes en el 2014 a 111,1 en el 2018, año con la tasa más alta en la historia del país:

Las motivaciones son variadas y suelen ser múltiples, sin embargo, esta población está expuesta a una mayor vulnerabilidad. Gráfico: COMESCO: Estado del Suicidio en Costa Rica. Periodo 2014-2018.

De hecho, el suicidio es la tercera causa de muerte en el país entre personas jóvenes.  Lo anterior refleja una tendencia a la alza en una población específica, entre ella se sitúan los estudiantes colegiales y universitarios.

Tiempos de incertidumbre y lento actuar

Todas las generaciones son diferentes y han tenido que lidiar con problemas distintos. Según nos comentó el presidente del Colegio de Profesionales en Psicología de Costa Rica, Oscar Valverde Cerros, un error común que suelen cometer las personas adultas es asumir que las dificultades que presentan los adolescentes son propias de la edad y que son “pasajeras”. Por ende, no se les presta la atención adecuada.

Valverde explicó que entre los problemas que pasa la población juvenil de la actualidad se puede nombrar una difícil coyuntura en lo político, social, económico y en materia ambiental -por citar algunos factores-, como aspectos que afectan la estabilidad emocional de los jóvenes:

Hay rupturas en el sistema social, generados principalmente por un sistema económico que cada vez más nos distancia, nos coloca como competidores e individualistas. Además existe una presión sobre ellos para que sean exitosos porque la sociedad de consumo vende el modelo de la felicidad como una receta y una obligación y el mandato del éxito”.

En el año 2012 el país puso en marcha el Plan de Acción de la Política Nacional de Salud Mental 2012- 2021 (PA-PNSM) en un intento por atacar las causas y reducir este problema. Sin embargo, un informe de  la Contraloría General de la República en diciembre del 2017, reveló que, a la fecha, el Ministerio de Salud había invertido solo un 19,50% de los 433 millones de colones que se asignaron para ejecutar políticas en pro de la salud mental en el país.

En setiembre del año anterior, el Secretario Técnico de Salud Mental del Ministerio de Salud, Francisco Gólcher Valverde, aseguró a este medio que, tras la llamada de atención de la institución, se formularon 14 disposiciones institucionales para que se reestructure la Secretaría y se empiece a trabajar de manera más articulada y en conjunto con el resto de áreas rectoras en salud.

Por ejemplo, una de ellas fue incorporar los temas de salud mental tanto en el currículum educativo del MEP como en las diferentes instituciones públicas, con el fin apoyar y contener a las personas que atraviesen un proceso de este tipo.

Entonces, pese a que desde el año 2003 el suicidio se declaró como un problema de salud pública por la World Health Organization (WHO), hasta el 2012 el país puso en marcha el plan de acción de salud mental y bueno... claramente no se ha ejecutado de forma correcta.

A este panorama sumemos que hasta 2018 en el Ministerio de Educación se implementó un protocolo de atención a la población estudiantil. Este protocolo de atención brinda información conceptual sobre la temática y las acciones puntuales para la actuación de los centros educativos al identificar población en riesgo. A continuación, una imagen de las utilizadas, a modo de ejemplo:

El protocolo de atención del MEP brinda información conceptual sobre la temática y las acciones puntuales para la actuación de los centros educativos al identificar población en riesgo. Imagen: MEP

El doctor Mauricio Campos Campos, médico psiquiatra y miembro fundador de la Asociación Costarricense de Estudio y Prevención del Suicidio (ACEPS), nos comentó que en este tema "estamos en pañales y a las autoridades competentes les ha agarrado tarde para actuar":

Necesitamos que haya voluntad política para hacer cambios y para que se destinen fondos puntualmente para la prevención del suicidio. Es una lucha de más de 10 años para que se visualice la situación, lastimosamente se está visualizando porque está fuera de control. El país tiene una deuda grande con respecto a la atención en salud mental especialmente del adolescente porque no se ha invertido de forma correcta y está pasando factura”.

Solidaridad y resiliencia

Ante tanta pateadera de bola y de darle largas al asunto, otros agentes de la sociedad son fundamentales para la prevención y detección del suicidio en personas jóvenes.

La familia, las municipalidades, los grupos comunales, los centros educativos, compañeros de estudio, grupos juveniles, grupos deportivos, grupos religiosos, scouts y otros similares, tienen participación activa en el tema.

Para Campos los grupos con los que las personas jóvenes se sienten identificados o generan un sentido de pertenencia son fundamentales. Pese a que no son personas expertas, pueden dar los primeros pasos para tener un rol de detectar algún comportamiento y posteriormente buscar ayuda profesional.

La iniciativa aquiestoy.cr del Colegio de Psicólogos, enumera las siguientes 7 formas de generar presencia y acompañamiento ante la situación de sospechar que una persona cercana está pasando por momentos complicados y con posibles pensamientos suicidas.

  1. Pregunte: ¿Estás pensando en suicidarte? Pregunte sin drama, sin juzgar, con interés y respeto. La persona con la que está tratando necesita confiar en usted.
  2. Escuche: Escuche, escuche, escuche sin interrumpir. Muestre empatía, compasión y verdaderas ganas de escuchar y apoyar.
  3. Acepte: Cada persona tiene su manera de sentir y expresar el dolor. Observe con atención y acepte cada sentimiento, emoción y señal de una persona en riesgo suicida.
  4. Apoye: El pensamiento suicida no es algo que una persona elige. Nunca es una señal de debilidad. Por eso es importante buscar la ayuda profesional necesaria.
  5. Actúe: Una señal de riesgo suicida no es un simple llamado de atención. Es la forma de mostrar un dolor emocional muy grande. Si tiene una sospecha no deje pasar la oportunidad de ayudar.
  6. Acompañe: Si conoce a una persona que puede estar pensando en hacerse daño, ayúdele a buscar y aceptar  la ayuda de una persona profesional de la salud mental.
  7. Muestre: Está bien ser vulnerable. Sea un ejemplo para otras personas. Enfrente sus emociones y permita que vean cómo usted también puede pedir ayuda, se sobrepone al dolor y sale adelante.

Posiblemente los lugares donde los jóvenes entre los 15 y 19 años pasen más parte de su tiempo sea los centros educativos; colegios y universidades. De ahí a la necesidad de que estos lugares cuenten con políticas para dar frente y atender enfermedades mentales.

El presidente del Colegio de Psicólogos, Óscar Valverde, afirmó que:

Los profesores son figuras auxiliares importantes en el desarrollo adolescente, porque cuando la familia falla, es necesario una figura resiliente que crea en ellos y les escuche. Los centros educativos deben ser lugares donde no solo están preocupados si pasaron los cursos o si se aprendieron la materia”.

Para Valverde es muy importante que los los profesores tomen un rol de escucha, acompañamiento y de no juzgar. Es relevante que los centros educativos se fortalezcan con personal que puedan tener herramientas para construir y potenciar la salud mental. Hacer de estos espacios un lugar recreativo, libre de discriminación y violencia.

Durante el 2019 el MEP capacitó a aproximadamente 1700 orientadores sobre el abordaje y prevención del suicidio en centros educativos. Durante la capacitación se tocaron temas como la detección de señales de alerta, análisis de mitos y prejuicios, identificación de factores de riesgo y protectores y el protocolo de atención dictado por el MEP el año anterior.

Por su parte, el Consejo Nacional de Rectores de las Universidades Públicas (CONARE) decidió declarar el 2020 como el año de la salud mental, con el propósito de intensificar la difusión y lucha en este tema en los respectivos campus.

El Dr. Elías Meneses Rímola, director de la Clínica de Atención Integral de Salud del Tecnológico de Costa Rica (TEC), aseguró para la presente investigación que “en 2020 se pretende capacitar al cuerpo docente por medio de una sesión semanal durante un mes sobre cómo identificar y prevenir situaciones de riesgo y su intervención por medio de primeros auxilios psicológicos”.

Meneses añadió que durante el último año, se han llevado distintas campañas de promoción de salud emocional y física por diferentes canales de comunicación por parte del TEC a estudiantes y funcionarios.

Por su parte Sedalí Solís  Agüero, directora de la Oficina de Bienestar y Salud de la Universidad de Costa Rica, señaló que en este centro de estudios se trabaja de manera articulada con autoridades académicas, administrativas y estudiantiles, para la promoción de la salud mental y prevenir las enfermedades de esta índole:

Se ha trabajado en un protocolo para la identificación de situaciones de urgencias psicológicas. Hemos hecho un esfuerzo por capacitar a las distintas poblaciones universitarias para que conozcan cómo proceder en caso de una situación riesgo”.

 

En las universidades públicas se hacen esfuerzos por mejorar la difusión y ejecución de planes para la promoción de la salud mental. Esta imagen es parte de la campaña realizada en la UCR. Fuente: Oficina de Bienestar y Salud.

Mucho por trabajar en salud mental

En Costa Rica, según el informe de la Organización Mundial de la Salud, elaborado con datos a 2016 del Departamento de Vigilancia del Ministerio de Salud, se estima que la tasa de muertes por suicidio es cercana a las 8 personas por cada 100 mil habitantes anualmente, para un total de 385 suicidios anuales. Más de un suicidio al día.

Otras enfermedades mentales como la ansiedad y la depresión también generan números de cuidado. Cada vez las oficinas públicas y privadas atienden mayor cantidad de personas con afectaciones en esta área de la salud.

Las cifras del Área de Estadística en Salud de la Caja Costarricense del Seguro Social (CCSS) en el 2017 detallan que los hospitales públicos de nuestro país atendieron un total de 16.383 consultas por servicios de psiquiatría. En este departamento predominó el trastorno mixto de ansiedad y depresión, con un total de 4.337 consultas. Por su parte, el área de Psicología sumó 25.527 atenciones en ese año y el trastorno de adaptación fue el que más consultas tuvo, con un total de 7.863 citas.

Además datos de la CCSS revelan que 3 de cada 10 costarricenses consume algún tipo de antidepresivo (1 millón 400 mil personas, aproximadamente, es decir el 28% de la población nacional).

Al respecto, el presidente del Colegio de Psicólogos, Oscar Valderde, afirmó que:

Con los datos vemos que nuestro perfil epidemiológico ha cambiado, es decir el peso de la carga de enfermedades va sobre aspectos de carácter psicológicas y psicosocial. No hemos sido capaces de invertir adecuadamente en campañas ni en servicios de salud para que respondamos a esa situación”.

En 2013 la Asamblea Mundial de la Salud estableció que sus países miembros (entre los que se encuentra Costa Rica) debían reducir la tasa de suicidios en un 10% para el 2020. Lo cierto es que esa meta ya no no se cumplió porque, según datos del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC), la tasa de suicidios en el país viene en aumento desde hace 19 años y solo entre 2017 y 2018, su incidencia subió en un 13%.

Costa Rica se plantea como meta detener al 2022 el aumento del número de casos por suicidio”, sostuvo el año anterior, el Secretario Técnico de salud mental del Ministerio de Salud, Francisco Gólcher.

Ante las cifras alarmantes y preocupantes, el Ministerio de Salud y las Direcciones Regionales de Rectoría de la Salud y las Direcciones de Área Rectora de Salud han desarrollado a nivel nacional 21 proyectos comunitarios de salud mental enfocados en la prevención del comportamiento suicida, con especial énfasis en población de 12 a 19 años.

Valverde aseguró que:

Hay que conversar de salud mental, hay que conversar de suicidio, eso puede tener un impacto en la detención y reducción de las tasas. Todos los espacios sociales en los que las personas nos desarrollamos deberían de contar con políticas y estrategias que promuevan la salud mental”.

Las enfermedades mentales están generando números de alarma, las respuestas y acciones están llegando con tardanza. Hay que trabajar, y mucho, desde los espacios más íntimos, hasta los más abiertos. Pequeñas acciones pueden hacer la diferencia.

Algunas instituciones, organizaciones y servicios accesibles para las personas que requieren información y apoyo en salud mental