El ideal de la Costa Rica democrática podría estarse tambaleando aunque aún no cayendo, según alertó el vigésimoquinto Informe del Estado de la Nación que el Programa Estado de la Nación (PEN) presentó esta mañana.

Allí, el apartado democrático reveló cambios en en los perfiles de apoyo ciudadano a la democracia costarricense que nos hicieron pasar de ser fieles defensores de la democracia, a un grupo cada vez más grande de ambivalentes ciudadanos, descontentos y menos tolerantes.

El resultado lo reveló el informe a partir de un ejercicio de identificación de los perfiles ciudadanos de los últimos 40 años que permitieron definir la la composición, la naturaleza y los cambios que a lo largo del tiempo (de 1978 a 2018) han experimentado las tipologías de los perfiles de apoyo a la democracia, tanto aquellos favorables a esta como para quienes le adversan.

Este estudio se realizó a partir de la división de la ciudadanía en veinticinco perfiles a fin de identificar a los demócratas y a los antidemócratas a partir de los datos de tolerancia y de apoyo al sistema que arrojó el Barómetro de las Américas.

El análisis recogió los resultados de los perfiles de los demócratas liberales, de los demócratas semiliberales, de los ambivalentes, de los liberales semidemócratas, de los anarquistas y de los autoritarios a fin de definir el grado de apoyo que tiene la democracia, en caso de un shock o un quiebre en el sistema.

Según el PEN, un escenario ideal para la democracia sería aquel donde los demócratas son más que los antidemócratas y donde su apoyo al sistema es suficiente para soportar los shocks o embates extremos. No obstante, según reza la sinopsis entregada a la prensa, "variaciones radicales en la composición de los perfiles de apoyo ciudadano y en las intensidades de apoyo-rechazo, tienen el potencial para desestabilizar la convivencia democrática".

Hace cuarenta años, uno de cada cinco costarricenses era demócrata liberal, lo cual significaba que teníamos una base que combina un alto apoyo al sistema con una tolerancia media a las diferencias sociales. En las dos primeras décadas del presente siglo, sin embargo, la sociedad transitó gradual pero progresivamente, hacia una comunidad cada vez más ambivalente y de demócratas semiliberales, combinados con liberales semidemócratas y demócratas liberales, en partes similares, lo que restaría fuerza a dicho apoyo democrático.

El PEN señala que este escenario es el que ha llevado a que en las últimas cuatro décadas, la legitimidad de la democracia entre los costarricenses haya decrecido de alta a media, al tiempo que la tolerancia se ha mantenido en los niveles que han sido usuales.

Esta situación se ha traducido en una ciudadanía cada vez más escéptica, con menos apego a la democracia, menos disposición a sacrificarse por el país e, incluso señala el Informe, una amenaza latente para el sistema político.

¿Qué es lo que pasa con Costa Rica? Bueno pues que para 2018, un tercio de los ciudadanos costarricenses era ambivalente, es decir, personas que se mueven entre el apoyo a la democracia y tolerancia a las diferencias y entre la intolerancia y el bajo apoyo. El Informe detalla a este arquetipo como "demócratas a medias" con opiniones ambiguas, sino contradictorias que podrían significar un riesgo si no los atendemos a la brevedad.

Ejemplos cercanos para ejemplificar sobran: una población descontenta y ambivalente que se mueve a donde se le acomode un discurso populista es justo el escenario que llevó a Hugo Chávez al poder en Venezuela y a Donald Trump en Estados Unidos, pues allá para donde el grupo ambivalente se mueve, es a donde se mueve el país cuando el número de sus integrantes es alto.

Por ello es que el informe alerta respecto a la necesidad de prestar atención a esta ambivalencia que sería la que manejaría la pauta en caso de un shock del sistema llámese crisis económica o internacional que podría poner en riesgo a la democracia.

El informe señala que, de momento, estos cambios no han significado un debilitamiento en los pilares fundamentales de la democracia y que aún los escépticos, siguen apoyando las bases democráticas costarricenses como la alternancia en el poder y las elecciones libres. Sin embargo, el escenario actual y los hechos de los últimos meses no están para bajar la guardia, así que a tener el tema presente.