Este miércoles fue otro día de noticias complicadas para la economía nacional: la primera llegó de la mano del Observatorio Económico y Social de la Escuela de Economía de la Universidad Nacional (OES-UNA) que el día de ayer publicó su más reciente estudio sobre la capacidad de consumo de los hogares costarricenses.

En él, la entidad académica señaló que la capacidad de consumo de los hogares costarricenses sigue a la baja y que si a ello le sumamos el alto endeudamiento que hunde a muchas familias, la capacidad de consumo costarricense se deteriora de forma cada vez más sostenida. Así lo ha hecho desde hace 3 años, según el informe, lo que también motiva a que persista la brecha, ya amplia, de ingreso entre ricos y pobres.

El informe señala que, en términos generales:

Se tiene que en el último año, el ingreso promedio se redujo en términos nominales (-0,18%), y si se descuenta la inflación (2,42% interanual en junio 2019), el golpe en el bolsillo es mayor: ahora los hogares tienen menos ingresos y su dinero les alcanza para comprar menos bienes y servicios (pérdida de poder adquisitivo)".

Según el estudio, desde el 2016 el poder adquisitivo de los hogares viene en caída y por eso pueden comprar cada vez una menor cantidad de bienes y servicios; sin embargo a partir del año pasado se presentó el agravante de que como los ingresos cayeron, los hogares ahora pueden comprar un 2,5% menos de bienes y servicios que podían adquirir hace un año.

En detalle, el promedio total revela que los hogares reciben ahora aproximadamente 1.784 colones menos cada uno; detalladamente y por quintil, se estima que ahora los hogares del quintil más alto (el V), reciben 3.403 colones menos; el cuatro por su parte, recibe 9.585 colones menos que el año pasado; el tres recibe 9.866 colones menos y solo el uno y el dos (los más pobres) reportaron una subida (10.593 colones en el primero y 2.705 en el segundo).

Este aumento en los primeros dos quintiles podría explicar la reducción en los porcentajes de pobreza pero el panorama general es pesado.

Así, al comparar los ingresos reales de 2016 con los de 2019, el informe reveló que estos últimos han caído un 8,7% en los últimos tres años, lo cual explica la desaceleración del gasto de consumo final de los hogares que se viene mostrando desde finales de 2015.

Desigualdad

El tema se agudiza cuando se analizan estratos sociales, uno frente a otro. Aquí se evidencia la sostenida y creciente desigualdad que vive el país, pues el estudio reveló que las personas en condición de pobreza que habitan en la zona rural, son más pobres que los pobres de la zona urbana y los ricos de la zona urbana son más ricos que los ricos de la zona rural. En promedio, los ingresos de la zona rural son un 40% inferiores a los de la zona urbana, tanto a nivel nacional como por quintiles.

Además y entrando en mayor detalle, el estudio reveló que el 20% de los hogares de mayores ingresos se dejan poco más de la mitad de los ingresos totales del país (el 50,5%). Si se realiza el mismo ejercicio, pero por persona, las que se ubican en el quinto quintil se dejan el 57,6% del total de ingresos del país.

Por otro lado, si se divide el ingreso promedio del primer quintil entre la suman de los ingresos promedio de los cinco quintiles, se obtiene que el 20% de hogares de menores ingresos se dejan únicamente el 4,21% de los ingresos totales del país y realizando el ejercicio por persona, quienes se ubican en el primer quintil se dejan solo el 3,26 % del total de ingresos del país.

Este escenario no ayuda para nada a una reactivación en el consumo que sería uno de los principales motores de una aceleración para la economía, así que el panorama pinta complicado.

Ojo a Banca para el Desarrollo

Otro de los temas que levantó dudas el día de ayer fue el de Banca para el Desarrollo y los créditos estatales para generación de nuevos emprendimientos, el otro motor de la aceleración económica.

Allí, una investigación de la Defensoría de los Habitantes encontró "diferencias sustanciales" en la distribución de los recursos del Sistema Banca para el Desarrollo (SBD) en los distintos sectores prioritarios que establece la ley de su creación, la Ley Nº 9274. Además, un sondeo realizado por la institución entre los usuarios, encontró limitaciones al acceder a estos fondos.

Sobre el primer asunto, el ente defensor señaló que de la colocación de la totalidad de los fondos del SBD, el 51% se ubicó en cooperativas y el 26% en el sector de mujeres, mientras que solo un 9% se determinó en zonas de menor desarrollo y solo un 8% lo hizo en microcréditos. El 6% restante se distribuyó entre población adulta mayor, jóvenes emprendedores, personas con discapacidad y minorías étnicas, etc

Según la Defensora de los Habitantes, Catalina Crespo Sancho:

El Sistema Banca para el Desarrollo debería establecer un plan de implementación que defina hacia dónde se estarían dirigiendo los esfuerzos para colaborar en la disminución de la pobreza en el país. Específicamente, la Defensoría encuentra recomendable que el Sistema diseñe políticas para el desarrollo de programas y proyectos relacionados con este tema, en coordinación y articulación con el IMAS, de manera que se pueda establecer una atención distinta y focalizada para la población en situación de pobreza”.

Pero el tema no se queda ahí: la Defensoría también reportó dificultad para obtener información, requisitos complicados en el trámite y una tendencia a primero facilitar información de otras líneas de crédito propias de las operadoras de crédito por parte de las entidades adscritas al sistema. Por ello para el ente, existe "una divergencia entre las experiencias vividas al intentar acceder a los recursos del SBD y la información que éste y sus operadores brindaron al público".

El Sistema de Banca para el Desarrollo aseguró este miércoles en un comunicado enviado a la prensa que:

El SBD comparte la visión de la Defensoría de los Habitantes, en el sentido de que el Sistema es una entidad todavía en construcción, con un gran potencial, que se ha logrado fortalecer por medio de reformas legales sustantivas, con el fin de adaptarlo a la realidad económica del país y ampliar sus capacidades para responder a las demandas de sus públicos beneficiarios, a través de los operadores financieros acreditados".

Habrá que estar atentos a la evolución de este tema pues, con un panorama así, el futuro de la aceleración económica no hace más que dejar dudas y pocas respuestas.