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— Los datos hablan por sí solos: la matrícula de preescolar sigue estando lejos de alcanzar a la totalidad de la población; el 93% de las escuelas del país no cuenta con currículo de primaria completo y al 74% de los maestros de esta modalidad educativa no les gusta ni leer, ni fomentar el hábito de la lectura en los menores; en secundaria, el 8% de la población que debería asistir al tercer ciclo, se encuentra fuera del sistema y un 23% de quienes deberían estar cursando la educación diversificada, se encuentra fuera de las aulas; a eso sumémosle que la cobertura universitaria no creció nada en los últimos 10 años y que el 60% de los programas de estudios lleva una década sin actualizarse... y uno traga grueso.

— Estos son, en resumen, los principales resultados que nos arroja el Informe del Estado de la Educación 2019 que fue presentado el día de ayer por el Programa Estado de la Nación. El director del PEN, Jorge Vargas Cullell, durante la presentación del documento aseguró que:

Presentamos este informe cuando el país atraviesa una situación de gran complejidad económica y política. En estas circunstancias el Estado de la Nación señala la necesidad de romper con el enjaulamiento que supone la inercia en el sistema educativo y propone tomar acciones urgentes para romper el estado de las cosas. Si este país tiene algún futuro será porque dimos a tiempo un golpe al timón.

— Vargas afirmó que este es el peor momento para recortar la inversión educativa (refiriéndose, por supuesto, al escenario de crisis fiscal en el que el país está hundido) pues señaló que "si lo hacemos, ampliaremos las brechas sociales y comprometeremos el potencial de desarrollo de nuestro país" y se recrudecerán las áreas críticas que señala el documento.

— ¿Cuáles son esas áreas? Pues bien, empecemos por preescolar: si bien la evolución de la cobertura en preescolar ha aumentado del 53 al 80% de 2008 a la fecha (recordemos que desde 2018 su enseñanza es obligatoria para entrar a primaria) lo cierto es la calidad de su educación no ha avanzado tanto como se hubiese deseado: en las aulas se detectaron grandes rezagos en el desempeño de la lectoescritura y eso quiere decir que los menores no están logrando aprender a leer a niveles deseados. Imagínense que entre junio y setiembre, los niños aprendieron únicamente una palabra, según el test que les aplicó la investigación y por ello, la directora de la investigación, Isabel Román Vega, aseguró que lo que está pasando es que aunque "hemos logrado llevar a más niños a las aulas, no logramos que aprendan".

—  Esos rezagos son los que acompañan a los pequeños cuando entran a la escuela, donde el panorama va por el mismo camino: como desde el 2014 se aprobó una reforma al sistema de evaluaciones que genera que los infantes ya no se queden en primer grado, ahora se quedan en segundo porque llegan a segundo arrastrando las carencias en habilidades lingüísticas que traen desde el kinder...

— Sin embargo, este no es el único reto que afronta la educación primaria: hay un 6,9% de los menores en esta edad que no está asistiendo a las aulas (en el periodo 2005-2011 era de solo un 3%, así que vamos para atrás): "Cada uno por ciento menos significa miles de chiquitos entonces el gráfico muestra que luego de tantos años, tenemos a miles que no van en la edad que corresponde", señaló Román.

— Las noticias negativas no acaban aquí: secundaria tiene falencias igual de fuertes. En Costa Rica hay 53 mil jóvenes de 15 a 16 años que se encuentran fuera de las ofertas educativas del MEP y uno de los factores que más influyen en dicha deserción, según el informe, es el de la exposición al narcotráfico: el 19,4% de las incautaciones de drogas ocurrieron a menos de cien metros de las instituciones educativas y en 29,7% lo hizo en un rango de quinientos metros y los resultados más bajos en rendimiento académico se encuentran, a su vez, en dichos centros educativos.

— Además, para 2018 apenas un 48% de las personas con la edad adecuada para asistir a décimo o a undécimo año, asiste. Según el informe, estos datos son, por supuesto, mayores a los que el país registraba en décadas pasadas como la de los 80 con la crisis fiscal de aquella época pero eso está lejos de ser un alivio si consideramos que, tras estos datos, graduarse de secundaria a la edad que corresponde es casi un lujo que más de la mitad de la población no puede darse.

— Este caracter de "lujo" se duplica cuando llegamos a ámbitos universitarios: ahí se revela que apenas el 28% de la población entre 25 y 34 años tiene estudios en educación superior, un umbral bajísimo en comparación con el promedio de la OCDE que es de 44,5%. Esta brecha creció en 10 puntos porcentuales de finales de los 90 (cuando estaba en 6%) a la fecha (que está en 16%). ¿Qué explica este dato? Primeramente, el bajo logro educativo en secundaria que se vislumbra en el dato anterior pero además, debido a la difícil situación económica que está atravesando el país, los estudiantes están priorizando la búsqueda de trabajo a las aulas universitarias. Así es como la titulación universitaria se viene reduciendo sostenidamente desde el año 2004.

— Además, el estancamiento en la educación superior nacional es evidente: la ampliación de la oferta académica se concentró en pocas áreas del conocimiento y la mayoría de ellas con poco valor en el mercado; el 60% de los planes de estudio universitario registrados ante CONESUP, tiene más de 10 años sin actualizarse y este escenario se agudiza en las carreras de educación (volvemos al círculo) donde el 71% de los planes no ha introducido las reformas curriculares que ha realizado el MEP en los últimos años dentro de sus planes de estudio. Esta situación es más profunda, por supuesto, en zonas rurales.

— A todo ello, el informe le suma que la educación nacional está llena de prácticas tradicionales donde los estudiantes siguen aprendiendo a punta de clases magistrales, sin mayor uso tecnológico y sin profundizar en temas de razonamiento o siquiera hábitos de lectura y como además el MEP tiene una estructura burocrática tan pero tan compleja, a la hora de la verdad es como si los profesores (esos que aprenden en universidades que tienen en su gran mayoría los planes de estudio desactualizados) están solos y a la libre y de esta manera el mantener control sobre cómo se implementan las reformas en cada una de las aulas es casi imposible.

— El escenario se para de uñas... y la crispación social no ayuda. A este tema fue el que dedicó su discurso Isabel Román en la presentación del día de ayer:

Con una situación fiscal compleja, una larga huelga que paralizó el sistema educativo y dejó un ambiente crispado entre los principales actores del sistema, el año lectivo actual ha sido un año tenso que incluye la salida del ministro del ramo y este ambiente ha facilitado la emergencia de conflictos no resueltos y actitudes defensivas y de desconfianza que puede convertirse en caldo de cultivo para acciones de enfrentamiento recurrentes que de no atenderse pueden llegar a perjudicar de manera irreversible el proceso educativo en su esencia.

— El informe cierra asegurando que si no hacemos cambios en el status quo y si no dejamos de concentrar la discusión en temas que no son de fondo, como país no vamos a poder hacerle frente a la cuarta revolución industrial; por ello es menester no perderle el ojo a este tema.

Esta nota es parte del Reporte: Sobre Welmer Ramos, el Estado de la Educación y el Caso Víquez.