Con frecuencia hablo y escribo de la esperanza, del optimismo, de la responsabilidad, de eso que llamamos socialdemocracia y Estado de Derecho. De la importancia de estar mejor informados y tomar mejores decisiones. De esperar lo mejor de los demás, de exigirse lo mejor a uno mismo. De concentrarse en lo que tenemos en común para, a partir de ahí, respetar y entender nuestras diferencias, de modo tal que podamos seguir avanzando.

Cuando huele a “crisis” (así sea a veces a partir de la percepción) cuesta sacar el rato para “ponerse a pensar” en “todo esto”. ¿Quién tiene el tiempo? El cerebro emocional toma el mando y ahí lo dejamos alimentarnos de todo aquello que se encuentra a su paso y frente a lo que reacciona como un gatillo flojo con tiro fijo. Nos alimentamos de drama y odio con tanta frecuencia que de verdad perdemos la perspectiva.

Ante fenómenos menores reaccionamos con palabras mayores y nos cuesta asumir responsabilidad, todo esto como resultado de este nuevo patrón de relac...