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— El nombre del sacerdote Mauricio Víquez no es nuevo en la lista de polémicas de la Iglesia Católica costarricense, así como tampoco lo son las denuncias por abuso sexual en la agenda política de esta semana.
— El canasto que ahora arde es el de la Curia Metropolitana que tiene que lidiar con una nueva denuncia interpuesta ante la Fiscalía de Género del Poder Judicial contra el sacerdote, por violación calificada en perjuicio de un hombre que, al momento de los hechos denunciados, era menor de edad.
— Hasta 2016, el sacerdote Mauricio Víquez fue el vocero de la Iglesia Católica en temas de Familia y es recordado por muchos como una de las voces más fuertes contra el matrimonio igualitario y las uniones de hecho entre personas del mismo sexo... hasta que estalló el escándalo en el que se filtraron conversaciones suyas con hombres, agendando encuentros íntimos,y por lo que se le separó del cargo.
— Desde entonces, el caso no ha dejado más que de crecer. Solo el año pasado 9 personas denunciaron al sacerdote ante la Curia, por lo que la situación ya está tocando las puertas del Vaticano para que se tomen las acciones correspondientes.
— Las acusaciones las levantaron varones que aseguran haber sido abusados cuando mantenían relación cercana con el sacerdote, siendo monaguillos.
— Las primeras tres acusaciones, recibidas en el mes de mayo del 2018, dieron pie a la apertura de una investigación eclesiástica cuyo expediente fue enviado a la Congregación de la Doctrina de la Fe, en el Vaticano, por aparentes hechos que se denuncia ocurrieron cuando las víctimas tenían entre 13 y 16 años; a esos testimonios se suman seis que llegaron a fin de año y las denuncias que ya se encuentran en vía penal, como la que trascendió esta semana.
— Cabe señalar que la Fiscalía no podrá acusar en estos casos al sacerdote debido a que las víctimas superan la edad máxima que establece la ley para la prescripción de delitos de ese tipo contra menores de edad (diez años después de que la persona ofendida cumpla 18).
— Por ello a Víquez solo se le impusieron medidas cautelares y se le reforzó la exigencia, que viene desde que se le separó del cargo en 2016, de no ejercer actos propios del ministerio sacerdotal.
— Lo que eleva la tensión en el caso actualmente es que al sacerdote no se le ha podido notificar sobre la nueva denuncia: a la hora de contactarle, el Ministerio Público indicó que en el edificio de apartamentos donde vive el cura, en el centro de San José, les indicaron que no se encontraba disponible y además, registros de Migración y Extranjería revelan que Víquez salió del país el 7 de enero del 2019 y que no se tiene cuenta de su ingreso.
— Además, este mes de enero trascendió que las presuntas víctimas de Víquez están buscando una reunión con el Papa Francisco I en la que puedan tratar el tema y que por ello enviaron al líder católico una carta para pedir la audiencia. Si bien tienen constancia de que la misiva fue entregada, aún no reciben respuesta.
— Michael Rodríguez, uno de los denunciantes, habló con AFP:
Por medio de una persona logramos entregarle una carta al papa, le decimos que nos encantaría tener una audiencia con él, decirle frente a frente lo que hemos vivido, darle pruebas contundentes, señala la agencia AFP que les indicó Michael Rodríguez, uno de los denunciantes del sacerdote.
— La Curia Metropolitana, por su parte, aseguró a la prensa que no se referirán a la nueva denuncia penal. Agregaron que el proceso canónico ya culminó con la fase de investigación y que toda la documentación fue enviada al Vaticano donde se tomará una resolución final:
El proceso canónico sigue y si él (Víquez) no está en el país cuando se dé la resolución, se avisa a nivel de Iglesia. La sanción que se le imponga es universal, no solo para Costa Rica.
— Este no es el primer caso de este tipo que afronta la Iglesia Católica. Como refiere el Semanario Universidad en una nota del año anterior, ya en 2007 el sacerdote Enrique Vásquez estuvo tres meses en prisión preventiva mientras se le investigaba por estos hechos ocurridos en 1997.
— Se reporta que el sacerdote escapó de Costa Rica en diciembre de 1998, un día después de que personeros del Patronato Nacional de la Infancia (PANI) lo denunciaron por abuso contra un menor de 11 años. Mientras era investigado, el obispo Ángel San Casimiro reconoció haberle financiado a Vásquez, en dos ocasiones, su estadía en un albergue para religiosos en México.
— Además, justo hace un par de semanas el Tribunal Penal de Heredia resolvió condenar al sacerdote Sidar Monge Quesada a seis años de prisión, luego de que los jueces lo hallaran culpable de abusar sexualmente de un monaguillo menor de edad en el 2009, en la parroquia de San Isidro de Heredia.
— Junto al cura, un corista y amigo del sacerdote, Patric Castillo Solano, fue condenado a cuatro años por abusar del mismo menor durante el 2010 yla Arquiodiócesis de San José fue condenada a pagar ¢60 millones por el daño moral causado a la víctimas.
— Desde hace años se pretende impulsar una reforma de ley que cambie la regla de la prescripción de los casos de delitos sexuales, para que pase de 10 a 25 años después de la mayoría de edad de la víctima.
— La iniciativa caminó por los pasillos del INAMU en la administración anterior y también por el despacho de la ahora exdiputada, Sandra Piszk. Ahora, quien pretende revivirlo y llevarlo a proyecto de ley, es el legislador Enrique Sánchez que, en conjunto con los denunciantes de Víquez, asegura que presentará el proyecto, amparado en diversos estudios que indican que para una víctima, el proceso de toma de conciencia, de alcance de la madurez y de valentía para reconocer el hecho y denunciarlo, requiere mucho tiempo.
— Según aseguraron el año pasado, el proyecto se presentaría a finales de diciembre, sin embargo a la fecha aún no tenemos noticias al respecto. Esperemos, en nombre de los denunciantes que aún no tienen respuesta y de las víctimas que aún guardan silencio, que el proceso se agilice... porque es evidente que el cambio es necesario.
Esta nota es parte del Reporte: Nuevas denuncias en casos Arias y Víquez, además, papelón insólito de los diputados