Esta semana el país amaneció con la amenaza de una gran huelga nacional. 

Mucho se ha dicho sobre la propuesta, pero enfrentemos la realidad. La reforma no subsana ni un 3% del hueco fiscal. ¿Qué sucederá en el país cuando empiecen a discutirse temas también estructurales, como empleo público?

Mientras quienes opuestos o a favor de la reforma manifiestan sus opiniones, lo cierto del caso es que, la realidad sigue su curso.

En ese contexto encontramos cómo no faltan explicaciones simples de lo que significa el déficit fiscal. Desde la típica “piense que usted tiene una tarjeta de crédito y para pagarla debe pedir prestado…”, hasta la ejemplificación de una situación familiar “piense que en su casa ganan 100 pero deben 150...”.

La discusión desde la acera tradicionalmente política caracteriza la realidad como el cuento de Pablito y el Lobo. Hay quienes dicen que los llamados de auxilio de Pablito son exagerados, y otros dicen que el Lobo en cualquier momento se lo come a Pablito, lo que vendría siendo caer en impago. ¿Quién lleva razón? Como siempre: dependiendo de a quién le pregunte usted.

Para abordar el tema desde una perspectiva menos política esta semana me acompaña, y a ustedes también, Roxana Morales, coordinadora del Observatorio Económico y Social de la Universidad Nacional de Costa Rica (UNA).

De una vez les comento que aunque de pronto algunas personas prejuician al Observatorio de trabajar en la línea política más de izquierda, debo reconocer que su coordinadora es bastante equilibrada al analizar la situación. Ustedes, naturalmente, juzgarán por su cuenta luego de leer el texto completo.

Pero, ante todo, no olvidemos que este es un Observatorio Económico y Social. Y que ahí es donde está la magia de esta entrevista.

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Roxana, quizá empecemos por explicarle a quienes nos leen ¿qué es el observatorio y,  cuáles son las diferentes líneas de trabajo?

—El observatorio es un programa de la Escuela de Economía de la Universidad Nacional. Tenemos cerca de 15 años de estar trabajando. Al principio el proyecto se llamaba programa análisis de coyuntura, más adelante  los nombres fueron cambiando y actualmente trabajamos bajo el nombre de Observatorio Económico y Social.

Vamos a ver, es un proyecto que ha ido trascendiendo. Se transformó de un proyecto o un programa que al principio hacía un análisis puramente económico, de indicadores económicos, a incluir la parte social. Entonces, desde hace aproximadamente 5 o 6 años empezamos a trabajar temas como empleo, mercado laboral, incluso género.

Actualmente trabajamos cuatro investigadores en el programa. Tratamos la parte de análisis de coyuntura, pero además del análisis, también hacemos investigación a profundidad.

Tenemos compañeros que trabajan el tema de la transformación social donde se tratan temas de desarrollo del país y de la región, por el lado de la coyuntura presentamos informes trimestrales sobre el balance de la situación económica de Costa Rica que es un informe que también brindamos para Econolatin, España.

También presentamos informes de empleo, que ahorita estamos pronto a publicar, este es una vez al año pues los datos periódicamente no cambia mucho. Luego hacemos el balance económico, que se espera publicar cada seis meses, en mayo hicimos uno y en diciembre esperamos publicar el otro dada la situación que tenemos ahorita, donde hay tantos cambios.

Semanalmente enviamos comunicados de prensa sobre algún tema que consideremos interesante comentar y que se encuentre en el tapete para la discusión, por ahí va nuestra línea de trabajo.

Usted me dice que tienen aproximadamente 15 años de trabajar. Si usted pudiese decir cómo ha evolucionado o involucionado la dinámica fiscal y económica del país, si lo hacemos cada 5 años, ¿cómo sería ese comportamiento? Porque, obviamente se escucha que la situación actual viene desde hace varios gobiernos, entonces ¿en qué momento un gobierno debería empezar a tomar acciones para evitar que se llegue al nivel de déficit que tenemos hoy?

—Nosotros lo que hemos visto es que, Costa Rica tiene un sistema tributario muy viejo. El sistema como totalidad es muy viejo y la economía se ha transformado.

Actualmente vivimos en el mundo de las economías colaborativas, como el caso de Uber o plataformas que venden servicios o incluso hospedajes. Entonces, esto significa que el sistema está obsoleto, tenemos que cambiarlo.

Eso [transformación de la economía] se viene dando desde hace mucho tiempo, y desde inicios de este siglo se viene gestando la necesidad transformar la estructura tributaria del país.

Anteriormente, ¿qué es lo que sucedía? Bueno el impuesto de ventas (IVI) se cargaba mucho al sector agrícola, en exportaciones de banano y café, que era prácticamente lo que generaba los recursos del país para el gobierno, bueno esas actividades ya no son las más importantes para el país.

¿Qué pasa ahora? Por ejemplo, nosotros analizamos los sectores económicos del país y sí, el sector agrícola es importante pero, dentro de ese sector quienes más dejan plata están exonerados: la piña, incluso el melón, pero son sectores exonerados. Entonces ahí hay un hueco.

Es decir, tuvimos una economía agrícola, luego pasamos a una economía más industrializada y ahora es de servicios, ¿qué pasa en este escenario? que el impuesto de ventas se quedó [funcionó] para la economía más agrícola, que repito es un sistema muy viejo.

Ahora lo que sucede es que la economía de servicios crece y crece y ahí es donde uno observa que tenemos casi 10 años de tener una carga tributaria que no pasa del 14% del Producto Interno Bruto (PIB). Mientras que el gasto empezó en los 2000 en un 13%, en el 2018 vamos por un 21% del PIB.

Entonces, ¿por qué el hueco? porque la economía está creciendo, pero que quienes crecen no están aportando. Aquí es donde se genera ese desfase y por eso la necesidad de implementar un Impuesto al Valor Agregado (IVA).

Para que el IVA cargue también a los servicios y no sólo a los bienes, como lo viene haciendo [el IVI] y, entonces aquí es donde se genera un sistema más actualizado.

Y también la importancia de generar esa trazabilidad en las transacciones, digamos compras o ventas, que se realizan en la economía. Si esa parte de servicios, que además es la que pesa más sobre la economía queda exenta, lo que sucede es que la carga tributaria está recayendo sobre la producción de bienes.

Vemos que hay una situación donde se han generado [nuevas] conformaciones en la actividad económica, en la estructura productiva del país, pero el sistema tributario permanece tal cual estuvo hace más de 15 o 20 años.

Sobre la evolución de la que usted me pregunta, algunas modificaciones se han hecho en el camino pero, realmente no han sido sustanciales.

De ahí la importancia que se haya venido diciendo, incluso a finales de los 90, que hay que hacer ajustes en la estructura tributaria del país. Y de ahí han venido una serie de proyectos de ley pero ninguno ha pasado.

Y cuando se han hecho ajustes han sido más por decreto, además son ajustes menores, pero que en realidad no vienen a subsanar la necesidad que tenemos ahorita.

La realidad es que hoy vivimos de una economía completamente distinta de la que teníamos hace más de 20 años, pero esa realidad convive con sistema tributario de hace más de 10 o 20 años.

Respecto a lo que usted menciona, sobre la carga tributaria, el gasto del gobierno y el déficit. Para evitar que las personas puedan confundirse, aclaremos una cuestión básica y es que, escuchamos argumentos de que la economía crece pero el déficit también. En una economía "creciente" como la nuestra, ¿para dónde se va la plata?, ¿si la economía crece, por qué hay déficit?, ¿qué es lo que no hemos entendido aquí?

—De forma muy sencilla la economía costarricense ha venido creciendo, en promedio, un 3% o 4%, después de la crisis del 2008 y 2009. Nos hemos recuperado, sin embargo no hemos superado la barrera del 4%, por así decirlo.

Para que una economía sea próspera tiene que crecer, en nuestro caso, a una tasa más alta. La economía tiene que crecer conforme crece la población. En Costa Rica, como mínimo, en un 5 o 6% y de manera permanente, tampoco se trata de crecer sólo un año sino de manera sostenida, para poder atender las demandas de esa nueva población. Esa nueva población incluye mercado laboral.

Por eso, incluso cuando una economía crece no necesariamente se reduce la tasa de desempleo, ¿por qué? Porque conforme creció el sector contratante también creció la cantidad de personas que demandan un empleo.

Y por eso es que, aunque estas personas consiguen trabajo la tasa de desempleo se mantiene constante. En pocas palabras, la economía necesita crecer más allá del mínimo, y actualmente únicamente crecemos al mínimo.

¿Qué sucede con la otra situación? Que gran parte del crecimiento que tiene el país está explicado por pocas actividades. O más bien, podemos decir que, los sectores de crecimiento económico están concentrados y son actividades más vinculadas al sector externo, sector exportador, actividades que están exentas.

Una gran parte del desarrollo, o del crecimiento, de Costa Rica en los últimos años también está explicado por el crecimiento de las zonas francas, de las empresas ubicadas en las zonas francas.

Entonces claro, la economía crece pero eso no quiere decir que se vaya a ver reflejado en los ingresos de Hacienda, porque estas empresas están exentas en su mayoría, y si pagan, pagan algunos tributos básicos. Aquí es donde se van generando las distorsiones fiscales.

Lo ideal es que todos los sectores aportaran al mismo tiempo, por eso hemos venido hablando del desencadenamiento de la economía entre el sector productivo dedicado a las exportaciones y el sector productivo para el mercado interno.

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Esto también se ha venido señalando en varios informes del Estado de la Nación sobre la dualidad de una economía que crece rápido con los mejores motores y una economía que no crece porque sus motores apenas permiten salir adelante.

Este desbalance se genera porque la economía que más aporta [en tributos] es la que crece lentamente. Y la que crece rápidamente [la de servicios] es la que menos aporta en cuanto a tributos, y por ahí es que se da el déficit fiscal.

Me explica Roxana que el detalle en gravar a las empresas ubicadas en zonas francas, que dicho sea de paso, no son solo transnacionales, hay también muchas costarricenses, gira en torno a que emplean a muchas personas.

“El debate social se da, tal vez, porque las empresas de zonas francas aportan empleos de calidad y esto se ve reflejado en el promedio de ingresos de las personas que trabajan ahí.

Es parecido como cuando se compara el empleo del sector público y el sector privado, bueno en el sector público se paga mucho mejor. La mayoría de trabajadores son calificados y tienen niveles superior de educación y obviamente de eso hace que el nivel de ingresos del sector público sea mayor que el resto de la economía, porque ahí se concentran trabajadores más calificados.

A la vez no se puede hablar de generalidades, porque habría que ver cómo es la estructura interna [de ambos sectores] para poder hablar de absolutos, pero en este caso el aporte que hacen las zonas francas es muy valioso. Lo que falta es encadenar su aporte a la economía costarricense.

Lo que pasa es que esas empresas, la mayoría, vienen a producir y todos los materiales que utilizan los traen de afuera. Entonces, Costa Rica resulta siendo un enclave dónde vienen y aprovechan todos los recursos para exportar, pero las ventas y las utilidades las mandan a sus países de origen. Esa no es la idea, eso no sería lo ideal sino más bien generar encadenamientos donde las empresas [ticas] también se vean beneficiadas y donde haya transferencia tecnológica, etc”.

En un mundo ideal, pero mientras, ¿opciones?

—Ante la imposibilidad de ese escenario ¿qué hacemos? Aquí es donde se viene la necesidad de plantear una reforma fiscal que genere los ingresos necesarios para poder atender las funciones del Estado.

Porque otra situación que se ha venido dando, y que es importante señalar es que, todos los días los ciudadanos le demandamos funciones al Estado, pero no tenemos presente que solo tenemos una carga tributaria del 14%. Es decir, no nos está alcanzando para todo [lo que demandamos].

Decidimos que el 8% se destina a educación, ya nos queda 7 % para poder atender las demás funciones, además de las transferencias [partidas específicas] a otras instituciones y programas de ayuda social, ya ese 14% no nos alcanzó.

Seguimos sumando. El otro problema que sucede es que, las políticas públicas se han venido generando de manera desordenada [irresponsable] se le han otorgado funciones al Estado que no indican contenido presupuestario, es decir, no se aclara de dónde vendrá el dinero para llevar a cabo las nuevas funciones señaladas en las nuevas leyes.

Aprobamos cualquier ley, pero eso implica costos. Por ejemplo, la reforma procesal laboral, necesitamos mucho más personal, más inspecciones, más atención a muchas personas, ¿cómo costeamos eso? El proyecto de ley nunca especificó de dónde saldrían esos recursos. Entonces implica más gasto.

¿Soluciones?

—Me parece que debemos avanzar todos. Nosotros tenemos una economía exportadora y teníamos un montón de impuestos que aplicaban al comercio, tanto a exportaciones como importaciones. En dado momento decidimos tener una economía más abierta y empezamos a generar tratados de libre comercio, pero cuando se degenera un tratado de libre comercio se le quitan impuestos a algunos sectores.

Nunca se dice dónde los vamos a recuperar, es decir, nunca se pensó en que si quitamos impuestos a X productos del comercio exterior los debíamos recuperar en tales otros para hacer el balance.

De ahí es que deriva que la carga tributaria haya sido durante estos años constante en un 14%, a pesar de que la economía crece. Y ahí se mantendrá, porque si no cambiamos ese montón de exoneraciones, muchas que incluso ni se evalúan, y esto para nadie es un secreto el Ministerio de Hacienda también lo ha dicho.

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Hay exoneraciones que se otorgaron hace 10 o 15 años a algún sector, por “alguna” razón especial, y actualmente no se ha evaluado si en este momento se sigue ameritando. Es decir, las exoneraciones se hicieron abiertas y nunca se evaluaron.

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Me dice Roxana que la evaluación de las exoneraciones es algo a lo que hay que entrarle ya, claramente no va a ser un proceso fácil, sin embargo entramos en un período complicado, pues los ajustes para luego es tarde.

“Si no logramos tener ingresos podemos caer en un problema de no poder pagar la deuda” y caeríamos en una situación similar a la que está Argentina, impago.

Al igual que en los 80, quedaríamos a merced de los organismos internacionales, con consecuencias como el del caso argentino, donde la reducción de gasto del gobierno se reflejó principalmente, despidiendo empleados públicos. Y en la tira muchos privados.

Otra gran incongruencia sobre la discusión en cuanto a los ajustes o reformas estructurales de nuestro sistema tributario, ha sido el IVA.

Quienes están en contra de este impuesto dicen que es que afectaría a las clases más desposeídas y que la verdadera manera de llegarle a una reforma fiscal más progresiva es atacando la evasión y elusión fiscal, pero me dice Roxana de una manera segura de atacar la evasión fiscal es precisamente por medio de este impuesto, pues la factura electrónica ayuda a Hacienda a rastrear las ganancias de X empresa.

"Y, no es sólo evadir es también la ilusión que, muchas empresas reportan menos ventas y el IVA permite trazabilidad y seguimiento. Cuando nosotros dejamos exentar una base o un grupo de productos [canasta básica] se pierde el control para renta.

Entonces de ahí es importante lo que se ha mencionado, de que todo quede gravado aunque sea con un 1%.", recalca la coordinadora del Observatorio.

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Hablemos un poco sobre la observación que hacen del proceso social. Me llama la atención que, usted me decía que cree que las personas ahora tienen mayor acceso a la información, ¿cómo cree que andamos en cuanto a la conciencia de la situación fiscal en la que estamos? ¿cómo actúa la sociedad costarricense, vemos que es una responsabilidad compartida o vemos que esto es únicamente responsabilidad del gobierno?

—Me parece que esto va por los dos lados. A veces uno ve que el gobierno, o grupos dentro del sector del gobierno, creen que el problema no son ellos, son los demás. Y los que están fuera de gobierno creen que el problema es el gobierno.

Lo importante es, y el tema es, que nosotros debemos resolver por los dos lados. Es cierto que dentro del gobierno hay muchos problemas que se deben resolver, lo hemos visto con las altísimas remuneraciones que tienen algunas personas, con el tema de las pensiones; también hay muchos gastos que hay que controlar, pero también hay que trabajar con el sector privado en la evasión y elusión de impuestos.

Sin olvidar que también es un trabajo personal, por ejemplo, usted me preguntaba de que si estamos conscientes o no de la situación fiscal en la que estamos, ¿cuántos de nosotros exigimos factura por cualquier actividad comercial que pagamos?

Uno de los sectores que más evasión presenta es el de profesionales liberales, y dentro de estos, por ejemplo, van los médicos, ¿cuántos de nosotros vamos al médico y pedimos una factura casi nadie... ¿esto qué significa? Que algunos médicos pueden reportar que tuvieron tres citas en el día y en realidad tuvieron 6. Y tributarán sobre 3 personas, algunas veces incluso quedan exentos por ser montos muy bajos.

Entonces parte de la cultura tributaria es que nosotros también exijamos a todos los sectores ser responsables, incluso nosotros.

Alguna gente cree que esta situación no va a derivar en nada, que esto es un problema del gobierno y que el gobierno es quien debe solucionar. Incluso uno escucha a gente que dice que ya no va a pagar porque está manteniendo a un montón de vagabundos en el sector público, etcétera, pero ¿qué pasaría si nosotros le quitamos las funciones que nos suple el Estado y nos toca a nosotros suplirlas?

Veamos, ¿cuánto cuesta un maestro para cada uno de nuestros hijos?, y no uno sino un montón, porque entonces el negocio sería que hay un profesor para cada materia, entonces tendríamos que contratar más de 10 profesores por hijo o hija..., imagine que tuviésemos que contratar a un policía para que cuide nuestro barrio, en algunos de residenciales se paga hasta casi $50 por seguridad privada al mes, eso se sale de las manos de muchísimas personas, entonces ya no nos alcanza ¿cuánto nos cuesta a nosotros pagar un examen de sangre por fuera de la Caja por ejemplo?

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Aquí haré una pausa para agregar algo. Es que no puedo dejar de pensar en lo cierto y familiar que me resulta la cotidianidad de los ejemplos que aporta Roxana.

Cada seis meses tengo cita en medicina familiar en el Ebais de por mi casa. Hace tres años me diagnosticaron con migrañas crónicas y para mantener control sobre las crisis me atienden dos veces al año.

Resulta que la primera cita de este año, obvio no la perdí, pero se me pasó la fecha de hacerme los exámenes de laboratorio que me envían para mantener un buen control de mis órganos, porque las pastillas causan algunos efectos secundarios, anyways. Como no quise llegar sin los exámenes, fui a consultar a un laboratorio particular cuánto costaban los exámenes. Ciento-veinte-mil.

Diay, obvio me expuse a la regañada de la doctora. Llegué sin los exámenes. Realmente es de mal gusto cobrar tanto.

Continúa Roxana...

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“Entonces, a veces, parece que nos cuesta dimensionar lo que el Estado nos está dando. Las personas piensan que el Estado está ahí y yo hago uso de sus servicios, pero ¿cuánto cuesta construir una carretera, un puente, un hospital, etc.?”

¿Está la sociedad evolucionando sobre lo que piensa de un Estado Benefactor?

—Mucha gente está acostumbrada al Estado paternalista, es decir, a que el Estado está obligado a darme todo y a resolverme todo, como mínimo darme de comer. Pero, se le exige conforme estas expectativas, mas no se le da nada a cambio.

Esto tiene que ver también con la estrategia estatal de las ayudas sociales. Las ayudas sociales no deberían ser permanentes, sino condicionadas. Esto ya sucede, aunque no en todos los casos.

Es decir, el Estado le puede ayudar a una familia durante una situación difícil pero esperando que esa persona, o esa familia ,hará lo posible para ser autónoma. Para que el Estado no tenga que cargar con esa familia o esa persona por el resto de la vida, a menos de que sean casos especiales.

¿Se podría concluir que ha habido negligencia tanto del Estado como de los ciudadanos?, si lo pusiéramos en una balanza, ¿sobre quién recae más la responsabilidad?

—Me parece que los dos lados, pero al final del día la responsabilidad mayor es de los políticos porque, después de todo, son ellos quiénes estarán en contra o a favor de las políticas que regirán al país.

Y parte de las fuerzas políticas que están en la Asamblea Legislativa, o que han estado, son las que impiden que estas políticas públicas avancen o del todo se generen.

Tampoco se puede desdibujar que, en la gran foto todos somos responsables, como mencionaba antes, desde que no solicito factura, y eso facilita la evasión, hasta consumir productos de contrabando.

¿Cuánto estamos los ciudadanos afectando al sector productivo nacional al comprar bienes de contrabando? bienes que provienen del extranjero y que por brincarse franquicias, etc. tienen bajos precios porque no pagan impuestos, todo a costas de los comerciantes que sí tributan.

Y bueno la gente tiene esta lógica, de que prefieren lo barato. El ciudadano común también es cómplice de la situación del país. Porque pensamos en nuestro propio beneficio y no en el del país.

Por el lado de las empresas es exactamente igual, ¿cuántas empresas están pagando lo que deberían pagar en impuestos? El gobierno tiene parte de la culpa, en cuanto su capacidad tributaria no le ha dado seguimiento a que paguen lo que deben pagar.

Hay empresas que reportan hasta 5 años seguidos de pérdidas, ¿cómo no ha cerrado la empresa? Pero el gobierno hasta ahora tampoco tiene un IVA para poderle dar seguimiento a la renta de esa empresa.

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Roxana concluye que en Costa Rica estamos acostumbrados a las comodidades brindadas por el Estado: educación, salud pública, servicios de agua, luz, telefonía, internet, etc. y que como siempre las hemos tenido no las valoramos.

Pero que en otras latitudes, en otras realidades, por ejemplo, tener servicios de salud es sumamente caro, y que aunque, de eso se trata de un sistema social, no lo valoramos como tal.

Ustedes desde el observatorio ¿han analizado, han observado, o tienen algún acercamiento, para ilustrar  si es posible que las sociedades estén preparadas para este tipo de cambios? que, si bien a nadie le gustan, es necesario actuar antes de pasar por desgracias como las que pasó Grecia, España o, la misma Argentina….

—Me parece que es muy difícil. Yo creo que nunca nadie está preparado, y lo ilustro con un ejemplo muy sencillo.

Cuando miramos el montón de accidentes que ocurren en carretera, uno lo ve como una realidad lejana, pero cuando uno lo vive es cuando reacciona y dice ¿cómo enfrento  esto? También, sabemos que por día se roban cuatro carros y uno dice ¡ay qué pecado se robaron el carro de esa persona! pero cuando a uno le roban el carro es ahí cuando uno se hace la misma pregunta, ¿cómo reacciono?

Es lo mismo, uno piensa que estas cosas a uno nunca le van a pasar“ah, lo que pasó en Grecia, pasó en Grecia”, y uno lee y escucha “30% el desempleo, ¿qué será el 30% del desempleo, qué será una inflación de cómo pasa en Venezuela de hasta 1000%, de que hoy en la mañana compré una bolsa de arroz y en la tarde me costó 2000 colones más?.

No estamos acostumbrados porque somos una Costa Rica muy pacífica y muy estable, hasta económicamente hablando, desde los noventas para acá.

Hay una generación, como la mía, que nació en los 80, pero que de la crisis ni nos acordamos y mucho menos los que vienen a partir de los 90. Nosotros no vivimos el período tan dramático que sí vivieron nuestros padres, porque además después de ahí [crisis de los 80] no hemos tenido un problema mayor y no sabemos los problemas a los cuales nos podríamos enfrentar si no hacemos algo por cambiar esta situación.

Reitero, vemos como muy lejana esa realidad, pero lo cierto del caso es que, en este tema fiscal podría suceder, el tema fiscal es un tema muy delicado.

Si no hacemos algo, en un par de años podríamos estar en un 60% de deuda como país ¿ y qué pasa? El problema no es sólo que crezca la deuda sino cómo vamos financiando esa deuda. Es una bola de nieve.

Es como que usted tenga una tarjeta de crédito y que para poder pagarla deba pedir prestado o pagarla con otra tarjeta de crédito. Va deudas sobre deuda. Es decir, sus ingresos jamás le van a permitir pagar intereses sobre intereses.

Al final su estabilidad se verá completamente perjudicada, ahorita es importante reconocer que no estamos en esa situación, pero de no actuar podría suceder.

Porque por lo general un país debe empezar alarmarse cuando su deuda está sobre el 50% y actualmente estamos más o menos sobre ese límite.

Cualquier mala decisión o no decisión que se tome ahorita nos va a impactar en el futuro.

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A modo de cierre Roxana me tira el ejemplo más alarmante.

“Si el gobierno no consigue el dinero para pagar la deuda, las pensiones también sufren. Porque casi el 50% de los fondos de pensiones están invertidos en bonos del gobierno. Es decir, los fondos de pensiones compran títulos del gobierno y si el gobierno no los paga, tampoco hay plata para pagar las pensiones. Recordemos que la mayoría de deuda en Costa Rica es deuda interna. Inclusive la Caja, pues también tiene fondos invertidos en el gobierno.

Yo sé que suena catastrófico, pero hay que dimensionar el problema al que nos podríamos enfrentar si no se actúa. De ahí la importancia de la reflexión de que todos vamos a tener que ceder en algo”.

Ahora sí, dirán ustedes ¿de qué lado están?, ¿se justifica la huelga?, ¿qué es y qué no es defendible?, ¿cuál sector debería presionar a cuál para balancear la situación fiscal del país? Too many questions, maybe?

No sé ustedes, pero yo me rehúso a no tener pensión solo porque hay muchos indiferentes. Yo sí quiero un país mejor.