El sacerdote Mauricio Víquez, quien fuera tiempo atrás vocero de la Iglesia Católica en temas de familia, fue denunciado por tres hombres que afirman haber sido abusados sexualmente por él cuando eran menores de edad.
Así lo reconoció este lunes la Curia Metropolitana, mediante un comunicado firmado por el canciller Rafael Ángel Sandí López.
Según la nota, tras recibir la denuncia contra Víquez se le impusieron medidas cautelares y ahora no podrá ejecutar actos propios del ministerio sacerdotal.
Sandí López indicó que las pruebas recabadas tras la investigación --ordenada por Monseñor José Rafael Ángel Quirós-- serán enviadas al Vaticano mañana martes, específicamente a la Congregación de la Doctrina de la Fe, instancia responsable de juzgar esos delitos.
"Las denuncias en cuestión fueron presentadas por tres hombres, al presente adultos. El primero de ellos planteó su formal acusación el 15 de mayo del 2018 y los hechos se remontan a más de veinte años atrás. Los denunciantes afirman haber sido abusados sexualmente por el sacerdote, cuando tenían entre trece y dieciseis años, en las comunidades parroquiales en las que el denunciado ejerció su ministerio sacerdotal"
-Rafael Ángel Sandí López, canciller de la Curia Metropolitana.
La Arquidiócesis de San José dijo que reafirma su compromiso con la lucha contra el abuso sexual y que se solidarizaban con las víctimas de estos "graves delitos e injusticias cometidas".
"Exhortamos a toda persona, en particular a afectados, padres de familia o encargados en situaciones similares a que presenten su denuncia en la Cancillería de la Curia Metropolitana", sentenció el canciller Sandí.
POLÉMICA PREVIA
Mauricio Víquez estuvo en medio de la polémica en marzo del 2016, cuando el periódico La Nación reveló que el sacerdote predicaba en público contra las parejas del mismo sexo, calificándolas de ser una amenaza contra la familia, al tiempo que mantenía prácticas homosexuales en su apartamento en los alrededores del Parque Morazán.
Tras una carta-denuncia del Movimiento Diversidad y la Asociación Pro Derechos Humanos Igualitarios, en ese entonces, el sacerdote descalificó las denuncias y dijo que no eran encuentros sexuales, aunque sí había abrazos y besos.
A raíz de esa denuncia, la Arquidiócesis de San José separó a Víquez de sus labores pastorales mientras se realizaba una investigación, para determinar su futuro dentro de la Iglesia.