La misma frase, dependiendo de quién la dice, puede significar algo muy, muy distinto. Así de conveniente es nuestro sesgo inconsciente. Así de posadas pueden ser nuestras bases, nuestras normas, nuestros principios. “Falta amor” se titula uno de los primeros discos de Maná. Suena a lugar común de parte de una banda plagada de lugares comunes. Pero Los Fabulosos Cádillacs dicen “Hace falta más amor... nos estamos quedando cortos” en otro contexto, en otro momento, y de pronto sonó mucho mejor.
Lo mismo pero ¿diferente? Cuando conviene: viene. El juego de palabras no es trivial, lo trivial pareciera ser el manejo de nuestras emociones, ignorando a menudo el peligro de sus alcances. ¿Qué alimenta ese afán de maltratarnos los unos a los otros por la libre? ¿Qué oscuro placer hay en construir desde la destrucción? ¿Se trata de cobrar cuentas o sanar heridas? “Es raro que nosotros, capaces de tanto sufrimiento, tengamos que infligir tanto sufrimiento” dice Virginia Woolf en Las olas.
“Cada ...