Tratando de entender mejor las encuestas electorales.

Mucho ruido viene haciendo OPol Consultores de El Mundo en meses recientes. Muchas preguntas deja a su paso su temprano impacto. Una y otra vez distintos lectores de este medio han hecho diversas preguntas en torno al sistema detrás de sus encuestas. OPol ha sido reservado, básicamente diciendo que si tienen la gallina de los huevos de oro ¿por qué habría de compartirla? La explicación podría ser o no ser de recibo, pero lo cierto es que la empresa ya se está poniendo a las órdenes del Tribunal Supremo de Elecciones para acreditarse con todas las de la ley de cara a las elecciones 2018.

Los números de OPol, en todo caso, se defienden solos. Sus recientes encuestas fueron fiel fotografía de los resultados que eventualmente se registraron en las convenciones del PLN, el PUSC y el PAC. Fue incluso OPol la primera firma en anunciar que Luis Guillermo Solís había alcanzado el primer lugar de popularidad dentro de las figuras políticas costarricenses. Diay majes: algo están haciendo bien.

"Un nivel de precisión impresionante" — José Carlos Chinchilla, analista político.

 

Mientras OPol hace olas otros sospechosos usuales brillan por su ausencia. ¿Qué se ha hecho Borge y Asociados? ¿Unimer? ¿Demoscopia? ¿Cid Gallup? ¿Acaso dejó de ser un negocio hacer encuestas? ¿Por qué tantos medios han dejado aquellos estudios que con toda seguridad acaparaban conversaciones y titulares? CRHoy, por ejemplo, anunció en enero que del todo no haría ninguna. La República de plano decidió subirse sobre las de El Mundo (vía OPol) para seguirle la temperatura a la ruta electoral. La Nación, mientras tanto, sigue en reunión discutiendo si saca o no saca la de UNIMER que mandó a incinerar en el 2014. ????

El punto es que las aguas están, como mínimo, turbias y la gente inquieta. Aquí es donde entra Ronald Alfaro, investigador del Programa Estado de la Nación desde el 2004. Su ficha, en el sitio del PEN, dice: "especialista en elecciones nacionales y locales, partidos políticos, nacionalización partidaria, comportamiento electoral. Profesor e investigador de la Escuela de Ciencias Políticas de la Universidad de Costa Rica. Consultor para el Proyecto Estado de la Nación y Estado de la Región en diferentes temáticas desde el 2002. Doctor en Ciencias Políticas. University of Pittsburgh, Pittsburgh. Máster of Arts. Métodos Cuantitativos en Ciencias Sociales Columbia University, New York. Licenciatura en Ciencias Políticas, Universidad de Costa Rica". En resumen: el tipo sabe.

Con el afán de entender un poco mejor el papel histórico y actual de las encuestas nos dimos a la tarea de contactar a Ronald y solicitarle una entrevista. Amablemente accedió. Hay que apuntar que Ronald es también investigador y coordinador de la Unidad de Opinión Pública del Centro de Investigación y Estudios Políticos (CIEP) de la Universidad de Costa Rica que esta semana compartió su propio (y muy sonado) estudio del cual también conversamos con Alfaro.

Como siempre, para los que andan cortos de tiempo he destacado en color azul los extractos clave del intercambio.

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Para empezar me gustaría pedirle una reflexión sobre el papel histórico de las encuestas en Costa Rica y su relación con la deuda política. 

Me gustaría empezar hablando sobre el origen de las encuestas.  Las encuestas nacen como una forma de análisis, son un instrumento de análisis que nacen a mediados de la década de los cincuenta en los EE.U.U.  Nacen con el tema de la postguerra, donde hay un fuerte cambio metodológico, particularmente en las ciencias sociales.  Curiosamente las encuestas nacen en un pueblito muy pequeño en los EE.UU., con el objetivo principal de saber quiénes eran los que decían apoyar a un candidato; que perfil tenían.  En aquel momento se hizo en un lugar muy pequeño, un county que pertenece a Ohio. A partir de ahí la adopción de esta nueva modalidad de análisis abre una nueva perspectiva, pues era una muestra muy pequeña, pero con un enorme potencial.  Era preguntarle a un grupo pequeño de la población para a partir de eso conocer qué era lo que opinaba el resto de la población.  

Con el paso del tiempo eso se fue sofisticando y ha habido toda una serie de innovaciones metodológicas y teóricas en torno a las distintas modalidades de encuestas.  No es un instrumento nuevo, pero sí es un ejercicio que se ha ido perfeccionando con el paso del tiempo.  No en vano, los EE.UU., es el país más encuestado en el mundo, solo en encuestas políticas hay una enorme explosión de encuestas.  La disciplina, las ciencias sociales y las ciencias políticas en particular adoptaron este instrumento y lo han ido perfeccionando.  

En el caso de Costa Rica uno podría remontarse a la década de los 80, hablo particularmente de las encuestas políticas, pues en los 70, hay una serie de esfuerzos que luego se fueron consolidando en los cuales se aplicaron algunas de estas encuestas en ciertas regiones del país. Hablo del trabajo pionero de dos personas, el profesor Mitchell Seligson, y el profesor Miguel Gómez quien tuvo una trayectoria brillante en la Escuela de Estadística.  En la década de los setenta comenzaron con esta labor pionera, y bueno, uno puedo imaginarse cómo era hacer una encuesta en esa época, en un escenario tan complejo, en una Costa Rica bastante más rural y con muchas más dificultades tecnológicas.  

Ese esfuerzo nace primero en los 70, en lo que se llamaba el Área Metropolitana, casi el Valle Central.  Con el paso del tiempo ellos adquieren mayor experiencia y más recursos y poco a poco van ampliando estos esfuerzos hasta tal punto que logran hacer encuestas representativas de todo el país. También en los 80 inician algunos esfuerzos en la Universidad a dar algunos pasos importantes.  Por ejemplo, en el Instituto de Investigaciones Sociales en la Universidad de Costa Rica, la Escuela de Ciencias Políticas y la Escuela de Matemáticas. Eran en aquel momento esfuerzos aislados, pero con el tiempo algunos se fueron consolidando mientras otros desaparecieron.

Referencia gratuita a los 80 para descansar la vista.

En aquel entonces empiezan a aparecer algunas de las casas encuestadoras comerciales, ya no solo con intereses políticos, sino también con intereses comerciales. Además, trascienden las fronteras nacionales, instalan sus oficinas en América Central y otros lugares de América Latina y empiezan a ganar mucha experiencia, por ejemplo: Borge y Asociados, Demoscopia, Unimer que tienen toda una larga trayectoria en esa materia.  

En el caso de las encuestas políticas, uno de los principales momentos en donde esto empieza a consolidarse es a finales de los ochenta principios de los noventa.  Empiezan siendo instrumentos para monitorear las percepciones y opiniones de la gente, desde luego con un fin muy particular y era saber quién estaba ganando la elección.  Muchas de esas encuestas se canalizaban por los medios de comunicación ya sea TV, radio o escritos.  Los comandos de campaña ajustaban sus campanas en torno a esa óptica.  Es a finales de los noventa que empieza este esfuerzo, o más bien un uso perverso de las encuestas (no todas).  Esto tiene que ver con que a la hora de convertirse los partidos políticos en estructuras más débiles empiezan a requerir fondos y recursos para sus campanas, cada vez más costosas. Entonces recurren a financiamiento bancario y al uso de la deuda política mediante los bonos de duda, que hoy se llaman certificados sesión.

¿Qué papel juegan las encuestas en la definición del financiamiento electoral?

Acá como digo hay un uso perverso de las encuestas porque lo que se hace es que se les atribuye a las encuestas el papel de decir cuáles partidos son viables, o cuáles candidatos son viables basados en las encuestas y obtener algún financiamiento.  Es la idea de que como no hay una certeza sobre el resultado electoral... entonces se recurre a una encuesta para saber quién es el candidato que va encabezando, quiénes son los candidatos más respaldados por la población y a partir de eso tomar decisiones. Los financistas, con esto toman decisiones para otorgarles créditos y financiamiento a partidos, candidatos o comando de campaña.

¿Esta relación entre encuestas y financiamiento es normal en otros países? ¿Considera que esto se puede prestar para irregularidades no necesariamente deseables para nuestro sistema democrático?

Claro, esto plantea una serie de desafíos.  En otros países eso no funciona de esa manera, pero hay que entender que cada caso es muy particular.  En el caso de Costa Rica uno entiende que los partidos tienen ciertas características, en este momento son partidos débiles. Antes teníamos partidos que estaban fuertemente anclados a la población, con mucho respaldo, gente con muchos vínculos con los partidos, incluso vínculos emocionales o psicológicos.  Al convertirse en agrupaciones más débiles no solo se les ha erosionado el respaldo, sino que también se les quita la opción de optar por financiamiento. Entonces empieza la búsqueda incesante de recursos y en ese afán, uno de los principales objetivos es obtener financiamiento vía préstamos bancarios o financistas que dicen bueno, estoy interesado en respaldar a tal candidato a cambio de unos de bonos de la deuda...  y eso lo que hace es introducir una distorsión al sistema político, que puede ser muy complicada de manejar (…).  

El tema no es necesariamente una encuesta ya per se, es que esté mal hecha. Uno no puede descartar que haya esfuerzos por fabricar datos, pero al mismo tiempo uno debería preguntarse cómo se hacen las encuestas... Al existir muchas formas distintas y algunas de ellas no necesariamente las más apropiadas, se pueden distorsionar los resultados que uno está observando.  Si una encuesta no se conduce bien, si no está bien aplicada.. eso introduce un sesgo enorme en los resultados y eso altera cualquier preferencia en las personas.

Enero 2014 (Luis Guillermo Solís registró para Unimer un 5%).

 

Con respecto a lo que sucedió en el 2014, hay un malestar general en torno a las encuestas.  Por ejemplo, en el país se habló del factor de Luis Guillermo Solís.  Las únicas encuestas que vieron el crecimiento de Luis Guillermo fueron las del CIEP, pero la gente tiene la idea de que las encuestas fallaron rotundamente y que no supieron fotografiar el crecimiento del PAC.  ¿Podríamos decir que las encuestas fallaron en el 2014?

Yo reformularía la pregunta. Si hubo encuestas que anduvieron bastante cerca la pregunta es ¿por qué?  ¿Y por qué otras realmente no lo vieron venir? Ahí es donde entramos al tema de fondo y es cómo se hacen las encuestas.  Y para qué sirven.  Te voy a poner un ejemplo. Es como que vos me digas, mirá no me estoy sintiendo bien físicamente y para eso necesito hacerme unos chequeos médicos.  Entonces te vamos a hacer unos chequeos médicos generales y esto nos va dar unos resultados.  Pero entonces puede ser que los chequeos no arrojen qué es lo que está pasando, entonces vos necesitas unos exámenes más precisos.  Necesitas no solo un chequeo general, no sólo un examen de sangre, sino algo más en profundidad.  Eso es lo que pasa también con las encuestas.  

Si vos me decís, bueno yo hago una encuesta y publico algo en una red social para que la gente responda sí o no.  Y tomás esos resultados, bueno, te das cuenta que eso tiene serios problemas.  Pero si vos me decís que para esa encuesta yo seleccioné a la muestra usando criterios, como las características de la población y además selecciono cuáles personas pueden ser entrevistadas.  Si vos seguís una serie de criterios técnicos y metodológicos... yo te voy a decir, que esos resultados tienen una mayor solidez y mayor confianza. Más veracidad.  Pero si para la aplicación de la encuesta no se siguieron esos criterios yo te voy a decir "esa encuesta tiene serios problemas". Porque los resultados que yo estoy viendo están muy distorsionados de la realidad.  En el caso de las encuestas lo clave es, que vos digas, por ejemplo, cuáles fueron los mecanismos que usaron para la selección de la muestra y quiénes son esas personas.  Cuál es el perfil de ellas. Pues si vos me decís que hay un 50% de la muestra que tiene un nivel educativo de educación superior, entonces vos decís bueno, es un grupo muy grande que no refleja la población.  Que no refleja los niveles de educación de la población.

La campaña de LGS procuró desacreditar la lectura de las encuestas.

 

Recientemente el presidente y fundador de Cid-Gallup (Carlos Denton) ​dijo a Puro Periodismo que​ "una de las cosas que existe aquí, que no existe en otros países, es una restricción en la divulgación de los resultados de encuestas. Antes era 15 días, ahorita están tolerando ocho días. Nosotros felices de violar la ley y que el Tribunal Supremo tenga que reconsiderar su posición, pero nunca hemos encontrado un medio que haya tenido la valentía de ir contra de eso y publicar, como lo hacen en otras democracias maduras, que uno puede por lo menos, yo sé, 48 horas antes"​. Denton trata de dar a entender que sin esa restricción habrían podido ​mostrar a LGS como eventual ganador. ¿Es cierto que existe esta restricción? ¿A qué se debe? ¿Es anormal si nos comparamos con otras democracias? 

Es cierto lo de esa restricción.  Pero hay que precisarlo mejor, cualquier medio de comunicación o casa encuestadora puede publicar las encuestas hasta el miércoles antes de las elecciones.  Entonces no son 8 días son menos.  Esta limitación se aprobó debido a serios problemas que hubo, particularmente en la elección de 1998 cuando Canal 7 divulgó los resultados de la encuesta a mitad de la tarde diciendo que Miguel Ánguel Rodríguez iba a ganar por paliza a José Miguel Corrales.  Eso le terminó costando el puesto al director del noticiero (Guillermo Fernández).  La restricción viene a regular lo que en su momento fue un problema. La elección no había terminado ese día. Eran como las 3 o 4 de la tarde, y eso se publica.  Desde luego se abrió un frente de ataque desde un lado y hacia otro. Y luego también hay que tomar en cuenta otros problemas que hubo en otros momentos con las llamadas encuestas de boca de urna. Las encuestas de boca de urna tienen serios problemas.  Son un instrumento útil, pero si no se manejan bien pueden generar un gran dolor de cabeza pues, para que usted haga muy bien una encuesta de boca de urna tiene que seleccionar muy bien a las personas que está entrevistando porque eso se hace a la salida de los centros de votación.  Por ejemplo, si usted va a cualquier centro de votación y ve a la gente que está entrando a los centros de votación se da cuenta de que muchos de ellos están relacionados entre sí, son familia, son vecinos, son conocidos y tienen un perfil muy parecido...  Si yo no le doy las instrucciones correctas de cómo discriminar y a quiénes seleccionar en la encuesta eso le puede generar una gran cantidad de problemas en los resultados. La restricción no es antojadiza, ni fue por que apareció de la nada, sino porque hubo malos manejos en las encuestas y eso creó serios problemas.

CIEP: Estudio del 8-18 enero, 2014.

 

Fue noticia de amplia conversación la famosa encuesta que no publicó La Nación previo a las pasadas elecciones. En su experiencia ¿es normal una decisión como esa en medios internacionales? ¿Qué lectura hizo usted de la decisión? 

Si esa fue una decisión muy controversial en aquel momento y uno diría además bastante atípica.  Pero sobre ese detalle lo que yo podría comentar es que hay algunas encuestas que se hacen y que no se publican o no se dan a conocer.  A veces se hacen para un partido político y tienen un cierto fin, o son encuestas para el Gobierno.  En el caso de las encuestas en que yo he participado siendo director o coordinador del proyecto, nosotros no solo tenemos un enorme compromiso sobre el cómo se hace la encuesta, también en explicar muy bien cómo la hicimos, pues ahí está la clave.  

Si un ciudadano se interesa en conocer los resultados de una encuesta, pero también quiere entender por qué los resultados son lo que son ... tanto en el CIEP, como en el Estado de la Nación y en el barómetro de las Américas, publicamos y decimos "miren esta fue la metodología" y ahí somos muy descriptivos y al detalle para que la gente comprenda de dónde vienen esos resultados. Después se trata también de publicar los cuestionarios que se usaron, los perfiles de la gente que nos respondió, publicar la ficha técnica e incluso las bases de datos son accesibles...  

Si usted quisiera hacer lo mismo, replicar lo que aparece en el informe, ahí tiene la base de datos.  Pero eso es una decisión de quién hace la encuesta, que esa información sea pública, que esa información esté al acceso de la gente y que sea transparente.  Ese es un factor clave, pues yo sé que hay mucha gente que tiene una enorme ansiedad por conocer los resultados de las encuestas y saber quién es el que va adelante.  Pero uno como usuario de la información de esas encuestas también tiene que preocuparse o buscar cómo fue que se hizo la encuesta, qué preguntas se hicieron, en dónde se hicieron, a quiénes se las hicieron.

En enero de este año CR Hoy anunció que no publicaría encuestas electorales. "No queremos ser parte de una guerra de números y datos, muchos de ellos imprecisos".​ En resumen, dan a entender que las encuestas están desprestigiadas y que tienen serias dudas en torno a la seriedad de las que se publican en Costa Rica. Tratándose del medio local más leído en Internet... no es poca cosa. ¿Qué valoración hace tanto del criterio del medio como de la decisión?¿Le parece a usted que las encuestas están tan desprestigiadas? 

Lo que hay que tener claro, es que las encuestas en algunas circunstancias también fallan o pueden no acertar los resultados.  Acá la pregunta más relevante es por qué las encuestas en ese momento fallaron. Como decía, encuestas bien hechas se aproximan bastante a los resultados.  Lo que hay que entender es que, en el caso de Costa Rica, por ejemplo, las preferencias de los votantes eran muy estables.  La gente tenía una fuerte afiliación por un partido político.  Se decían liberacionistas o calderonistas, y eso marcaba, ese era el detonante para que la gente dijera, yo voy a votar por Liberación o yo voy a votar por la Unidad, o incluso por el partido comunista.  Pero eso ya es historia vieja. Hoy día las personas que dicen tener simpatía partidaria son las menos. Entonces eso quiere decir que la volatilidad de sus preferencias es entonces más alta en una campaña.  En este momento si uno habla con cualquier persona en la calle, sobre temas políticos, la respuesta tradicional es no saber por quién votar. Entonces claro, para los que estudiamos opinión pública y el comportamiento político es un desafío importante.  Porque yo necesito formas novedosas, nuevas, distintas de tratar de aproximarme a lo que las personas están pensando.

Antonio Álvarez va a la cabeza de la carrera electoral tanto en las encuestas de OPol como en la más reciente del CIEP.

Abordemos el tema de Opol Consultores. Su mérito reciente ha sido "acertar" los resultados de los procesos electorales de las primarias en el PLN, en el PUSC y en el PAC.  Una de las mayores dudas que ha despertado esta casa encuestadora tiene que ver sobre todo con su capacidad para encuestar mucha gente en poco tiempo.  Por ejemplo, para su última encuesta de julio, con 48 encuestadores lograron entrevistar y procesar 3431 personas en dos días. ¿Lo ve viable?​ ¿Qué opinión desde s​u experiencia le merece esta encuesta por ejemplo?

Sobre OPol no tengo datos para tener claro cómo se hacen sus encuestas así que sobre eso no podría opinar.  Lo que sí puedo hacer es por ejemplo, en términos de la precisión de las encuestas y la posibilidad de inferir información de un grupo pequeño de la población al resto de la población, decirte que es un desperdicio hacer más de 1500 encuestas, es botar el dinero.  Esto por una razón muy sencilla, y no hablo solo pensando en el caso de Costa Rica, si uno revisa cuántas encuestas se hacen en los EE.UU. —que es un país de más de 300 millones de personas— la mayoría de las encuestadoras se hacen a 1000-1500 personas.  Ya después de ese número las diferencias son tan pequeñas, tan insignificantes, que no tiene sentido continuar.

Cuando usted me dice "mire yo hago 2000 encuestas" es porque usted quiere una precisión que pase del .95 de confianza al .99. Bueno, en algunas circunstancias eso se justifica.  Pero por ejemplo, si usted me dice "yo lo que necesito es encontrar a personas que hayan sufrido de una picadura de un escorpión" entonces bueno, ¿cuánta gente es eso? Para lograr encontrar a un grupo pequeño que haya sufrido una picadura necesitás un grupo muy grande de gente... pero en el caso de las opiniones de las personas en temas políticos, temas de actualidad, temas de gestión del Gobierno, no es necesario hacer más de 1500 encuestas, pues ya sabemos que, haciendo entre 1000 y 1500 encuestas bien hechas, sólidamente hechas, esa cantidad de encuestas va a reflejar muy bien lo que opina el resto de la población.

El hecho de que tengás una muestra más grande no necesariamente significa que sea más precisa, y con más de 1500 personas estás desperdiciando la plata.  Una encuesta de unas 1500 entrevistas, residencial, cara a cara, puede costar o andar costando bien bien los 50 mil dólares.  Dependiendo de lo que busqués, dónde se hace y en términos de tiempo... eso no se hace en pocos días.  Porque, por ejemplo, en el caso de Costa Rica tenés que desplazar gente a fuera del Valle Central.  Eso te toma entre tres o cuatro semanas de trabajo de campo.  Además, tendrías que tener un equipo muy grande y en todas partes al mismo tiempo.

¿Cómo explicaría las características que debe tener una encuesta para que quiénes la lean la consideren como una fotografía que si debe tomarse en cuenta?

Hay varios factores.  Uno como lector de las encuestas tiene que ser bastante crítico, tiene que tener cierta malicia. Hay perfiles de electores distintos, los resultados pueden variar significativamente unos de otros.  No es lo mismo preguntarle a gente en el Valle Central si van a ir a votar —porque en el Valle Central es donde más vota la gente en Costa Rica y eso lo ha hecho así históricamente— que hacerlo en las provincias fuera del Valle Central. Esas diferencias hay que tenerlas claras.  Lo otro es que hay que saber muy bien cómo fue qué se hizo la encuesta... si esa es una encuesta que se hizo cara a cara, si es una encuesta telefónica, y si es telefónica si se he hizo llamando a teléfonos residenciales o teléfonos fijos, o si se hizo a teléfonos celulares o que otros mecanismos se utilizaron, por ejemplo si fue online.  Ese es un factor, el otro aspecto importante es a quiénes se les hicieron las preguntas.  Conocer sus perfiles... si una encuesta está muy recargada por gente que vive en el Valle Central, entonces estás ignorando a una importante sección de la población que vive en las afueras.

¿Qué información debería darme una casa encuestadora cuando publica resultados para que yo me los tome con seriedad?

Tiene que hablar sobre cómo se seleccionó la muestra. Tiene que hablar de los criterios técnicos, sobre cómo se seleccionó esa muestra y por qué se usaron los criterios que se usaron.  Hay que conocer quiénes respondieron a la encuesta.  Y cuándo digo quiénes respondieron a la encuesta me refiero a qué características tienen esas personas: edad; dónde viven, cuáles son los niveles educativos, cuántos hombres y mujeres hay, esos aspectos son claves.  

Deberíamos tener claro además cuáles fueron las preguntas que se hicieron. ¿Por qué? Pues a veces, si bien la encuesta puede estar bien diseñada y la muestra bien seleccionada, el sesgo viene por problemas en la redacción de la pregunta, que pueden ser tendenciosas, empujando a la gente a responder ciertas cosas que de otras forma no dirían. Por eso en las encuestas se hace siempre todo un trabajo previo. No es que se me ocurre cualquier pregunta.  No, es que hay que probar las preguntas antes, salir al campo. Probar con diferentes personas para saber sí lo que las personas están respondiendo es lo que yo quiero preguntar, no lo que quiero que respondan.  

El acceso a la información del estudio es otro factor que de alguna forma verifica la calidad de esa encuesta.  Si la información sobre cómo se seleccionó la muestra no existe, si la información sobre quiénes respondieron a la encuesta no existe, si la información de cuáles fueron las preguntas no existe y si no hay acceso a las bases de datos, entonces uno diría que hay serias dudas sobre la calidad y la veracidad de esa información, sobre la transparencia y la rigurosidad.  

Por ejemplo, acabamos de terminar una encuesta telefónica a celulares que ya ha trascendido en medios.  Para esta encuesta, conforme los muchachos llaman y terminan, seleccionamos de manera aleatoria números y llamamos de nuevo para saber si realmente les habían entrevistado y no es que me estaban inventando una respuesta.  Hay todo un esfuerzo de seguimiento o de control de calidad. También, por ejemplo, en las encuestas residenciales que hemos venido haciendo, las hacemos con tablets.  Con estos dispositivos es posible saber si los encuestadores fueron al sitio que tenían que ir por ubicación GPS, si los encuestadores no están en el sitio que se seleccionó previamente para ir a hacer la encuesta, ellos ni siquiera puedan iniciar la encuesta, el aparato se bloquea.  Hay toda una serie de mecanismos para verificar la información: si hacemos 10 encuestas en el día, revisamos que esas 10 se hayan hecho donde se tenían que hacer y no en otro lado.

La más reciente encuesta del CIEP, publicada esta semana. El 42% de los decididos a votar siguen indecisos.

 

¿Qué diferencia cree usted que haga el uso de celulares vs el uso de teléfonos de planta en el estudio del CIEP?

La gran diferencia con el uso de celulares es que anteriormente los resultados de nuestras encuestas eran generalizables al 47% de los hogares que son los que tienen teléfono residencial según el INEC. Con los celulares podemos generalizar al 97.5% de los costarricenses que tienen celular. Esa es una enorme diferencia, pues la distribución de la población encuestada es un muy buen espejo de la población costarricense en términos de edad, género, nivel educativo y lugar de residencia.

 

¿Es de alguna forma sostenible la lectura que hace la campaña de Antonio Álvarez de la encuesta del CIEP cuando dice que "Antonio ganará en primera ronda?

Sobre este tema reitero lo que señalan nuestros datos. A seis meses de las elecciones la mayoría de los costarricenses dice estar indeciso. Además, todos los partidos arrancan la carrera con bases electorales débiles y con dificultades para atraer el respaldo de amplios sectores del electorado. Los indecisos, por su tamaño y su perfil, serán el grupo decisivo una vez más.

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Nota: En lo que respecta a la última consulta, Alfaro también ofreció declaraciones a El Mundo (citado en la foto anterior) y a Diario Extra, a quienes dijo: “En ningún momento los datos que indica el candidato salieron de la encuesta del CIEP, es un supuesto que no se sostiene porque para que eso fuera real se tendría que desaparecer a todos los indecisos que se indican en el estudio, que son la mayoría".

La campaña de Antonio Álvarez niega haber manipulado los números.

Fotografía principal: programa Sobre la Mesa (Canal 15).

Gracias a nuestro Agente Ninja #2 por su arduo trabajo.